Es cierto que, cuando hablamos de realidad virtual, lo primero que nos viene a la cabeza es el sector del ocio. Esos puestos en centros comerciales para que los pequeños, y los que no lo son tanto, se sumerjan en experiencias de todo tipo; videojuegos que intentan alcanzar mayores cotas de realismo metiendo al jugador dentro de su mundo o infinidad de otras propuestas en las que la devoción es lo primero. Sin embargo, el lento pero constante avance de esta tecnología está demostrando que puede aplicarse en muchos más ámbitos y que incluso una compañía puede tener razones más que de sobra para buscar los servicios de una empresa de realidad virtual.
El principal motor que alimenta esta decisión de contar con este tipo de propuestas para un negocio no es más que dar a conocer un servicio o un producto de una forma totalmente distinta a la tradicional. Contando con el apoyo de la realidad virtual para empresas, un negocio puede aprovechar esa experiencia única e inigualable para conseguir desmarcarse en el terreno del marketing, impactando al cliente en potencia y transmitiendo un mensaje que cale en él, no solo por lo que quiere decir, sino por cómo lo dice.
Uno de los principales ganchos de esta tecnología es la capacidad de mostrar algo completo, algo cargado de detalles y alejado de los formatos más tradicionales. La persona que se coloca las gafas no se topa con un panfleto ni un metraje en vídeo, disfruta de todo un entorno que la rodea y que puede suministrarle grandes cantidades de información de forma directa. De hecho, una de las principales herramientas para las empresas es la construcción de videos corporativos en realidad virtual. Con ellos, es posible ya no solo enviar ese mensaje, sino dar a conocer cualquier faceta e incluso el interior de una empresa sin tener que ofrecer tours reales, todo a través de un entorno virtual y seguro.
Así, un negocio que se apoye en esta tecnología puede presumir de tener una de las tarjetas de visita más sorprendentes y, sobre todo, vanguardistas de la actualidad. Este nuevo formato lanza una experiencia que destaca sobre todo por su interactividad y su inmersión, capaz de transportarte allá donde quieras sin tener que hacer un desplazamiento real. El potencial que tiene es prácticamente ilimitado y, a medida que su tecnología avanza, el realismo que alcanza cada vez se supera más. Imagina, por un momento, la típica visita guiada a un museo o a una fábrica. Con la RV, podría organizarse con un número de personas mucho mayor que el habitual y, para colmo, sin ningún riesgo.
Debido a esto, no es de extrañar que cada vez haya más eventos realidad virtual. A través de ellos, los organizadores pueden organizar todo tipo de experiencias a vivir por los asistentes en esos entornos totalmente ficticios y capaces de representar cosas impensables en la realidad que nos rodea. Esta tecnología ya no solo sirve para conseguir esa inmersión y evitar transportes y posibles riesgos, también funciona como vehículo para conseguir experiencias surrealistas que realmente impacten al público. Su potencial es, prácticamente, infinito.
¿De dónde procede la Realidad Virtual?
Los orígenes de esta innovadora tecnología son algo que se remonta a hace más de dos siglos. Aunque sus raíces como tal son algo difusas, se sabe que, cerca el 1840, un inventor británico empezó a trabajar en el primer estereoscopio. Su propuesta consistía en unas gafas que tenían dos imágenes distintas en cada ojo para crear una imagen tridimensional en nuestra mente. Aunque esto es algo que apunta más al efecto del 3D, su intención estaba más vinculada a buscar la inmersión en un entorno ficticio, precisamente lo que busca la RV.
No fue hasta 1929 cuando se creó el primer simulador de vuelo mecánico, basándose en unos esquemas tremendamente similares a lo que conocemos como realidad virtual. Su utilidad y su capacidad eran tales que no tardó en utilizarse como herramienta de entrenamiento para más de medio millón de estadounidenses de las fuerzas armadas. Ahí tuvo lugar el gran germen de esa tecnología que, desde entonces, ha estado evolucionando a un ritmo imparable desde el siglo XXI.
En la actualidad, con los grandes avances tecnológicos de los que estamos siendo testigos y partícipes, sus capacidades se han pulido al máximo, siendo capaz no solo de transmitir imágenes, sino también sensaciones a través de diferentes periféricos (por ejemplo, guantes hápticos). Se estima que en un corto periodo de tiempo la fórmula se refine de manera exponencial y, además, su uso se extienda más todavía de lo que ya lo está. Probablemente, de aquí a pocos años, la inmensa mayoría de empresas aboguen ya por la realidad virtual para darse a conocer y seguir ofreciendo nuevas experiencias.