El modelo Mark Vanderloo y la también maniquí Esther Cañadas se convirtieron en una de las parejas sentimentales más fotografiadas y mediáticas de la década de los 90, ya que a su repentino matrimonio se unía su envidiable posición como dos de las estrellas más cotizadas del mundo de las pasarelas. Pero casi 20 años después de su momento cumbre en la industria de la moda, el atractivo holandés revela que ya no le une ningún tipo de relación con la que fuera su esposa, a pesar de que ambos residen en España y siguen siendo dos asiduos a los eventos sociales más exclusivos del país.
«Yo espero que Esther y su pareja sean muy felices, pero ¿no se han casado ya? No sé, es su vida y supongo que él será un buen chico [Mark desconocía que Esther Cañadas y su prometido, el empresario neoyorquino Vikram Chatwal, habían roto su compromiso matrimonial pocos días atrás]. Lo cierto es que Esther y yo ya no hablamos desde hace al menos tres años, y hemos perdido completamente el contacto», reveló Mark Vanderloo a la edición española de Vanity Fair.
Mostrando una total indiferencia por los entresijos de la vida de Esther Cañadas, Mark no tiene ningún reparo en explicar abiertamente por qué se hundió con tanta rapidez el breve matrimonio que le unió a la española, y dejando claro que la decepción amorosa que ambos vivieron está más que superada gracias a la solidez de la familia que ha formado con la también modelo Robin Van der Meer, el ídolo de las pasarelas achaca a su inexperiencia y juventud la decisión de casarse con Esther a una edad tan temprana.
«Su primer fallo fue elegirme a mí como el hombre de su vida. La verdad es que fue una época muy loca, demasiado intensa. Teníamos muchísimo trabajo y en nuestra vida cotidiana casi no teníamos tiempo para nosotros mismos. Son cosas que pasan, ley de vida me imagino», indicó al mismo medio haciendo gala de su sereno carácter.
El paso de los años no ha hecho mella en los agraciados rasgos físicos del famoso modelo holandés, lo que explica que siga siendo uno de los personajes que muchas empresas se rifan para convertirle en imagen de sus productos. Afincado en la isla de Ibiza con su mujer y sus dos hijos, el modelo no tuvo que irse muy lejos para ejercer de anfitrión en la presentación de la nueva campaña de una marca de tónica, aprovechando la ocasión para alabar las bondades de una ínsula en la que se siente como en casa y en la que ha hecho sus primeros pinitos en la horticultura.
«Elegí vivir en Ibiza porque es un sitio fantástico donde se vive muy bien. Una tierra tranquila con olor a naturaleza. Tengo un huerto maravilloso con melones, tomates, judías y guisantes. También planto cebollas, pero como lo que se come es subterráneo, lucen menos», bromeó en la entrevista.