San Sebastián (dpa) – Varios centenares de adolescentes rodeaban hoy el Palacio Kursaal de San Sebastián, formando una barrera casi impenetrable. «¡Ya salen, ya salen!», exclamaba una joven quinceañera, mientras sus amigas chillaban de emoción. «¡Mira, mira, ahí!». Y ahí, frente a la playa de Zurriola, aparecían en vivo y en directo los sueños de todas ellas: Mario Casas y Hugo Silva.
Los dos guapos preferidos por la taquilla española presentaban hoy fuera de concurso la disparatada comedia de Álex de la Iglesia «Las brujas de Zugarramurdi». Y en esta ocasión, se ríen de sí mismos en una guerra de sexos en la que, por primera vez, ellos son los débiles. Para el realizador, son «el Roger Moore y el Tony Curtis del cine español».
En una entrevista con dpa y un pequeño grupo de medios, Silva (de 36 años) y Casas (27) hablan de la fama, las mujeres y las críticas.
Pregunta: De la Iglesia ha dicho que es una película sobre lo tontos que pueden llegar a ser los hombres y lo malas que pueden llegar a ser las mujeres. ¿Estáis de acuerdo con esa lectura?
Silva: Creo que es más un juego. Que realmente lo que Álex hace de una manera muy inteligente es reírnos de nosotros mismos, de los bretes en los que nos encontramos a veces, de las contradicciones que vivimos… Es una comedia al límite, porque Álex tiene ese sello y ese estilo. Yo no creo en lo políticamente correcto, y sobre todo en el mundo del arte hay que ser valiente, aunque siempre habrá gente que se moleste.
Casas: A mí me parece que ya desde el punto en el que empieza la película, que te creas a estos tres tipos absurdos y las barbaridades que están diciendo… Es pura comedia.
Pregunta: ¿Cómo se sobrelleva ser un ídolo adolescente? ¿Os puede sacar de ese encasillamiento una película como esta?
Silva: Lo único que te saca de ser un ídolo adolescente es que llegue otro ídolo adolescente y pegue fuerte -mira entre risas a Casas-. Creo que ese encasillamiento obedece más a un concepto de mercado.
Casas: Si yo tengo que estar encasillado 10 ó 20 años más y puedo seguir trabajando en lo que me gusta, yo lo haría. No me quiero comparar con ellos, pero Bruce Willis ha hecho casi siempre lo mismo. Yo creo que el encasillamiento no es malo. Hay diferentes caminos y momentos y con la madurez te ofrecerán otro tipo de papeles.
Pregunta: Mario, esta vez no haces de tipo duro, sino que le toca más a Hugo… ¿No te dio un poquito de envidia?
Silva: «Bueno, mi personaje no es que tenga muchas luces tampoco».
Casas: «Yo lo único que quería era trabajar con Álex y volver a trabajar con Hugo. Si haces de duro siempre te encasillan, si no… Álex me ha regalado un personaje precioso, distinto, me ha dado la posibilidad de hacer otra cosa y es de lo mejor que me ha pasado en los últimos años.
Pregunta: Con «Las brujas de Zugarramurdi» dais el salto a un nuevo registro en el cine. ¿Cómo os habéis visto haciendo una comedia tan negra?
Casas: «Con mucho respeto y muchos nervios porque te está llamando uno de los mejores directores de este país. Uno se asusta, y más cuando están hablando de una comedia salvaje, frenética, loca (…) Para mí es un género de lo más difícil y está en una línea muy delgada para pasarte, quedarte corto… Una serie de cosas que hay que hilar muy fino.»
Pregunta: Además, en esta comedia aprovecháis para reíros y desmontar los clichés que hay sobre vosotros, especialmente en el caso de Mario.
Casas: Es una de las primeras cosas que Álex me dijo: ‘Confío en tí y quiero darte una vuelta totalmente’. Y a mí porque no me dejó hacer más cosas con el físico, pero sí engordé unos kilos, lo de la cabeza, la cicatriz… Pero yo me hubiese rapado la cabeza entera (ríe). Pero sí, él ha querido desmitificar esa cosa que hay detrás nuestra y ponernos en el otro sitio.
Pregunta: ¿Cómo fue el rodaje del aquelarre?
Silva: «Fue salvaje. Tener la oportunidad de estar allí, en esa cueva, con las descendientes de esta gente que en su época estaban en total comunión con la naturaleza, a mí se me ponían los pelos de punta.»
Pregunta: ¿Leéis las críticas de vuestras películas?
Silva: Yo sí. No está mal leer críticas siempre que uno tenga la cabeza bien amueblada y no se le vaya la olla con críticas demasiado amables o con las que van a mala ostia. Y eso se hace con unos amigos y una familia que te quieran, sean críticos y te pongan los pies en el suelo. Pero el tema de la fama, hasta que empiezas a gestionarlo de una forma sana es complicado.
Casas: Yo estoy muy unido a mi familia y mis amigos, muchos de ellos no son de esta profesión y son los que por whatsapp te mandan una foto de una portada en la que sales y te vacilan. Al final, esto viene y va, sube y baja, y hay que tener esto siempre en la cabeza. Te lo dicen siempre los más grandes, como en esta película Carmen Maura o Terele Pávez.
Por Elena Box