El próximo mes de septiembre llegará a Asturias de la mano de la Plataforma Motera para la Seguridad Vial, el granadino Mario Montoro, autor del libro “A trompicones por África” que va por su tercera edición y en el cual narra el apasionante viaje recorriendo este continente, su belleza, su dureza, los momentos más difíciles y los más felices que vivió junto a sus compañeros en este sensacional viaje. Nos relatará en primera persona todas estas vivencias en la Sala anfiteatro, el sábado 5 de septiembre a las 16:30h., recinto ferial Luis Adaro de Gijón, para estar, posteriormente, a disposición de todo el que quiera en el stand de PMSV.
Su pasión por las motos, nos dice que se la transmitió su padre, “viene desde la niñez, cuando apenas levantaba un palmo del suelo”, por algo natural y ecológico como la OSMOSIS, es decir la influencia recíproca entre dos individuos o elementos que están en contacto compartiendo techo”, explica entre sonrisas. Primero empezó con motos que le dejaban según él “sus generosos y pudientes vecinos” y más tarde cuando pusieron un concesionario debajo de su casa y su padre le regaló una roja Malagutti Grizly 50.
Cuando le preguntamos sobre el por qué de África, utiliza una cita de Mallory, explorador y aventurero, “porque estaba allí”, “viviendo en el sur y teniendo este continente tan cerca no podía dejar pasar la oportunidad de ver qué se cocinaba por allí, para darme un buen atracón de desierto y motor”.
Nunca pensó en abandonar, a pesar de los malos momentos vividos, y de la dureza de muchas etapas por averías y sobre todo por la caída de Sevas y Manolo, sus compañeros en moto que se vieron obligados abandonar el viaje, y que como el propio Mario relata en su libro, le arrancaron lágrimas de frustración e impotencia por no poder hacer nada al respecto.
Muchas aventuras y desventuras en su peregrinación motera por este continente, muchos sustos, risas, encuentros afortunados y no tanto, sobre todo en los numerosos puestos policiales por los que han tenido que ir pagando el correspondiente impuesto “voluntario – obligatorio” como le denomina Mario en su libro. Y sin olvidarnos del Toyota 4*4 que también formaba parte de la expedición capitaneado por dos mujeres Luisa y Amparo.
A pesar de todo lo anterior, cuando le planteas que fue lo más duro de este viaje, sin pensarlo dos veces, responde que sin duda era el saber que tenía fecha de caducidad y que más pronto que tarde tendrían que regresar y es que leyendo su libro uno entiende perfectamente esto; te absorben sus paisajes, sus gentes, sus cielos estrellados, colores y hasta por difícil que parezca uno parece estar percibiendo los olores de este fantástico continente.
FOTOS: Mario Montoro
TEXO: Elsi Rider