San Sebastián, 22 sep (dpa) – Ha interpretado a un policía de élite, a un detective tartamudo, a un coach obeso, a un sastre caníbal e incluso al ex presidente uruguayo José Mujica: el actor español Antonio de la Torre (Málaga, 1968) se mete ahora en la piel de un político corrupto de provincias con el mismo ahínco con el que intenta empatizar y comprender a todos sus personajes, sin tener por ello que justificarlos.
«Empatizo con todos mis personajes, incluso con el de este político corrupto», aseguró en entrevista con dpa en el Festival de San Sebastián, donde se presentó hoy a concurso «El Reino», un thriller político sobre un político de provincias cuya caída en desgracia destapa una red de corrupción que salpica a todo un sistema.
«Si no lo hiciera no podría interpretarlo. Interpretar es algo así como preguntarse cómo serías tú con esas circunstancias, hacer ese viaje», cuenta parafraseando a Manuel Martín Cuenca, que lo dirigió en uno de sus papeles más controvertidos, que lo obligó a ponerse en la piel de un caníbal.
En la cinta que hoy se presentó a concurso por la Concha de Oro en San Sebastián y que Rodrigo Sorogoyen dirige y coescribe con Isabel Peña, De la Torre da vida a Manuel, un influyente vicesecretario autonómico que se ve ante la situación más difícil de su vida al quedar expuesto y sufrir el rechazo de su propio partido político.
«Todo el mundo tiene una razón para hacer algo, la gente es fruto de sus circunstancias, las cosas no tienen justificación pero sí una explicación», afirma este ganador de un Goya como mejor actor de reparto que asegura haber hecho «un ejercicio humano y moral» para acercarse a la figura de ese político corrupto que apenas sabe que lo es.
«Si la corrupción forma parte de la sociedad es porque se dan las circunstancias», asegura. En muchos lugares, no sólo en España, pero también y sobre todo a muchos niveles, dice recordando una escena de la película en la que un cliente se lleva, casi furtivo, el exceso de dinero que le ha devuelto por error el camarero de un bar.
Por eso al actor le gustaría que mucha gente se sintiera identificada con su personaje y no sólo a nivel político, sino más personal, planteándose la ética de acciones tan habituales como ayudar a meter a un amigo en un puesto de trabajo.
¿Somos todos corruptos? «No sé, cada uno puede hacer su análisis pero hay algo de eso», responde asegurando que muchos ni siquiera saben que lo son y resaltando una complejidad que va más allá del mero juicio. «Pablo Escobar o el Chapo siembre actuaban al margen de la justicia pero para su comunidad eran unos benefactores», señala sobre estos referentes del narcotráfico.
«¿Cómo se combate la corrupción? ¡Con cultura!», se responde a sí mismo, pero con el concepto amplio de cultura del que le hablaba Pepe Mujica, a quien interpreta en «La noche de los 12 años», del uruguayo Alvaro Brechner, que acaba de presentar en el Festival de Venecia. «Cultura como conjunto de valores que hace que las personas convivan, como normas que nos hacen convivir».
«La cuestión es cómo educar, cómo cambiar el mundo y eso se hace en parte legislando», añade.
Periodista antes que actor, De la Torre hizo una amplia fase de investigación sobre los casos de corrupción que han sacudido a España en los últimos años antes de dar vida a su personaje, que habla de cualquier político de provincias sin hablar de ninguno en concreto o de un partido político en cuestión. «Me gustó casi más la fase de investigación que la de interpretación, que tenía mucho que ver con el periodista que llevo dentro», confiesa.
Una faceta que lo conecta también con la realidad diaria. «Sólo las películas que hablan del mundo en que vivimos merecen ser contadas. Y estoy convencido de que la realidad supera la ficción».
Sin embargo, De la Torre se muestra optimista. «Las cosas están empezando a cambiar en España, es la primera vez en la historia que cae un Gobierno por corrupción», dice sobre la moción de censura que obligó a marcharse a Mariano Rajoy al frente del Gobierno de España el pasado junio tras una sentencia judicial que sacudió con fuerza a gran parte de su Partido Popular (PP).
«No tengo más remedio que ser optimista porque quiero seguir vivo», asegura sobre la posibilidad de que las cosas vayan a mejor, dando incluso un voto de confianza a la posibilidad de redención para el peor de los delincuentes, uno de los grandes interrogantes que plantea la película. «Mientras estás vivo, todo es posible».
Por Raquel Miguel (dpa)