HAMBURGO (dpa) – A mucha gente le gusta hacer una fiesta con amigos en casa, pero no tiene espacio suficiente para un gran bufé. Servir ricos bocados en vasos de cristal no solo resuelve este problema, sino que también permite preparar tranquilamente la mayor parte de la comida. Los exquisitos platos simplemente se colocan mediante capas en los vasos apropiados. La óptica de esta presentación culinaria es impresionante. Y al comerse el contenido a cucharadas, la lengua capta todos los aromas.
«En principio se puede servir un menú completo en vasos de cristal, desde el entrante hasta el postre pasando por el entremés y el plato principal», dice Jochen Kempf, chef del restaurante «Osteria Due» en Hamburgo. También la famosa chef Tanja Grandits, del restaurante «Stucki» en Basilea, opina que cualquier ocasión o invitación es idónea para servir delicias culinarias en un manto de cristal. «Las cosas se pueden preparar bien y simplemente apilar. Por ejemplo, se pueden llenar los vasos por capas con una mousse y después guardarlos durante un día en el frigorífico», recomienda la cocinera.
Además gracias a las variadas capas de alimentos que se colocan en los vasos de cristal, se logra un efecto fantástico ya que «se puede crear una bonita combinación de diferentes colores», dice Kempf. Y hay otra ventaja más: «Se pueden colocar diferentes texturas unas sobre otras», explica el chef hamburgués. Al vaciarse el vaso a cucharadas, los elementos suaves y cremosos se mezclan con otros crujientes. Atravesando con la cuchara las diferentes capas, uno se lleva a la boca un poquito de todo al mismo tiempo. Kempf coloca en el vaso una sopa caliente de guisantes con hierbabuena sobre un cubito de puré de guisantes helado. «Todo esto hay que beberlo. Entonces, se produce un gran efecto sorpresa cuando después de la sopa caliente entra en la boca la capa helada».
Como regla general, Grandits recomienda simplemente ensayar y ordenar por capas. «Para un postre, se puede introducir en el vaso un poco de panna cotta, colocar encima gelatina de frutas y adornar todo al final con frutas frescas». Su favorito es la combinación de yogur con tomillo y panna cotta: ella introduce esta masa en un vaso más alto y la rocía con un poco de espuma de frambuesa. Al final pone sorbete de miel de hierbas en forma de bola y una ramita de tomillo. En el vaso ha nacido un hermoso paisaje de color blanco, rojo y verde.
Encontrar el vaso adecuado no es difícil y tampoco caro. «Los más apropiados son los tarros para conservas y mermeladas», dice Stefanie Knorr, autora de libros de cocina. «Los vasos de pie largos son preciosos para una ensalada de frutas u otros postres».
Para las comidas frías, el tipo de vaso no es importante. Sin embargo, para cosas calientes como mini gratinados, flanes o pequeñas galletas directamente horneadas se necesitan tarros de conservas u otros tarros herméticos. Para sopas, que no se deben introducir muy calientes en los vasos, Kempf recomienda recipientes con fondo grueso: «Se pueden sostener con la mano».
Para construir un edificio culinario de varios pisos se necesita una mano tranquila y buena perspectiva. «A la hora de llenar los vasos, estos no deben estar colocados en la mesa de forma desordenada, sino en una fila o como bloque», dice Knorr. «Esto nos permite tener una visión de conjunto y más tranquilidad durante el trabajo. Los diestros deben trabajar de la izquierda a la derecha, los zurdos a la inversa». Cuando Knorr recibe en su casa a amigos, presenta todas las exquisiteces en vasos de cristal colocados en el centro de la mesa. Como contraste decorativo pone en medio de ellos una bandeja de plata con vasos rellenos de cabezas florales.
Por Heidemarie Pütz