Washington, 18 oct (dpa) – La caravana de migrantes hondureños que avanza hacia Estados Unidos le ha venido a Donald Trump como anillo al dedo para movilizar a sus bases a falta de menos de tres semanas para las elecciones legislativas de medio mandato, en las que los demócratas tienen opciones de recuperar el Congreso.
Fiel a su retórica agresiva, el presidente amenazó hoy a México con desplegar al Ejército en la frontera común y cerrarla si no frena a los entre 1.500 y más de 3.000 hondureños que, según diversas estimaciones, iniciaron el sábado el camino hacia Estados Unidos desde San Pedro Sula, considerada la ciudad más violenta del mundo.
Pretenden pedir asilo y, tras atravesar Guatemala, los primeros llegaron ya el miércoles a la frontera de ese país con México.
«Debo, en los más fuertes términos, pedir a México que frene esta embestida y si es incapaz de hacerlo, ¡llamaré al Ejército y CERRARÉ NUESTRA FRONTERA SUR!», escribió Trump en Twitter a primera hora de la mañana.
«El asalto a nuestro país en nuestra frontera sur, incluidos elementos criminales y drogas, es de lejos mucho más importante para mí como presidente que el comercio o el USMCA», prosiguió Trump en Twitter, esbozando otra amenaza, esta vez contra el tratado que sustituirá al Nafta y que Estados Unidos acaba de acordar con México y Canadá tras más de un año de negociaciones marcadas por las invectivas y las presiones de Trump.
El nuevo tratado está aún pendiente de firma por parte de los mandatarios de los tres países y de ratificación por los Parlamentos nacionales.
México ha reforzado la presencia de la Policía en la frontera con Guatemala. Su máximo reponsable aseguró hoy que no hay intención de reprimir a los migrantes. Los agentes federales están desarmados y solo tienen órdenes de «contención». El lunes, los hondureños, que superaban en número a la Policía, levantaron una barrera metálica y entraron masivamente en Guatemala. México quiere evitar una escena similar.
El pasado abril, otra caravana similar desató ya la ira de Trump, que llegó a amenazar a México con hacer saltar por los aires el Nafta, entonces en renegociación, si no la paraba. Además ordenó el despliegue en la frontera de la Guardia Nacional, un cuerpo de voluntarios que es fuerza de reserva del Ejército.
Aquello fue sobre todo un movimiento cosmético para sus bases ya que la ley estadounidense prohíbe que los cuerpos militares actúen como agentes de Policía, por lo que sus efectivos no pueden participar en detenciones y se han limitado a la colaboración en la seguridad fronteriza.
El nuevo intento de intimidación de Trump a México de hoy llega cuando la convulsa relación que construyó desde la campaña electoral hacia el vecino del sur había mejorado, sobre todo tras el acuerdo para el tratado sucesor de Nafta. Las críticas del mandatario tornaron de hecho hacia la Canadá de Justin Trudeu, objeto él mismo de ataques directos y personales de Trump.
Pero para el mandatario estadounidense todo vale para lograr sus fines y, decidido a hacer de la seguridad fronteriza un tema de campaña y también de presión sobre un Congreso que todavía se resiste a darle la financiación para su famoso muro, su vehemente exigencia a México y su criminalización de los migrantes son un elemento para asegurar que sus bases acuden a las urnas el 6 de noviembre.
Y es que perder el Congreso a manos de los demócratas o al menos una de sus dos cámaras pondría al mandatario en apuros a la hora de pasar muchas iniciativas en los algo más de dos años que le quedan de mandato antes de presentarse a la reelección.
En sus tuits de esta mañana, Trump responsabilizó a los demócratas de lo que calificó como «asalto» a Estados Unidos y los acusó de querer tener «fronteras abiertas», una retórica agresiva que encanta a su base.
Mañana viernes, su secretario de Estado, Mike Pompeo, estará en México y se reunirá con el presidente Enrique Peña Nieto y también con el equipo de Andrés Manuel López Obrador, quien el 1 de diciembre toma el relevo.
El político izquierdista, a quien Trump ha alabado reiteradamente desde su victoria electoral, dijo el miércoles que ofrecerá visas de trabajo a los centroamericanos cuando asuma la presidencia.
El principal objetivo de la invectiva de hoy de Trump era México, pero no por eso dejó de amenazar a los países del Triángulo Norte centroamericano con, como viene haciendo desde hace días, cortar las ayudas si no impiden la llegada de flujos migratorios.
Bajo la estrategia para América Central, Washington ha comprometido en la región del Triángulo Norte -Honduras, Guatemala y El Salvador- más de 2.600 millones de dólares en asistencia desde 2015 hasta 2018.
Trump acusó a Honduras, Guatemala y El Salvador de «asaltar» Estados Unidos y, a sus líderes, de no hacer nada, tampoco para evitar la entrada de «muchos criminales» a México en dirección al país del norte.
Por Sara Barderas (dpa)