Moscú (dpa) – ¿Cuántos rublos reciben los rusos por un dólar o un euro? Las cifras luminosas con cotizaciones de los carteles de las casas de cambio moscovitas son una especie de termómetro de la economía rusa. El presidente ruso Vladimir Putin decidió ahora prohibir estas pizarras en las calles.
La nueva ley entró en vigor a principios de enero, y los carteles están desapareciendo poco a poco del campo de visión de la población. Oficialmente, el motivo es luchar contra las casas de cambio ilegales. Los críticos creen que la ley intenta ocultar el estado de debilidad de la economía rusa.
En algunas calles de la ciudad, los tipos de cambio del dólar y del euro siguen parpadeando en las esquinas. En el futuro, sin embargo, la gente sólo podrá averiguar cuánto vale el rublo en los bancos. A pesar de todos estos esfuerzos, la información sigue estando disponible en periódicos, en portales online o en aplicaciones.
El periódico financiero ruso «Vedomosti» ridiculizó la medida: «Esta prohibición no es efectiva (…), al fin y al cabo, todavía existe Internet».
Para el presidente de la asociación de bancos de Rusia, Anatoly Aksakov, este paso debería haberse dado hace tiempo. Los medios rusos lo citaron diciendo que los carteles en las calles transmitían a la población «una falsa impresión sobre la situación de los tipos de cambio». Ahora la gente ya no tiene que «concentrarse compulsivamente en monedas extranjeras».
El experto en finanzas Alexei Mamontov tiene una visión un tanto más pragmática: «Moscú es un gran centro turístico, y es mucho más conveniente para los turistas ver los tipos de cambio en los carteles».
Según la Cámara Ruso-Alemana de Comercio Exterior (AHK), la iniciativa del Gobierno se dirige principalmente a los clientes privados y a los pequeños inversores. «Los empresarios alemanes siguen muy de cerca el tipo de cambio, incluso sin los carteles en la calle, ya que el rublo es una divisa muy volátil y siempre un factor de riesgo», dice un portavoz de la cámara.
Las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, en parte debido a la crisis de Ucrania y al envenenamiento del exagente ruso Sergei Skripal, han estado ejerciendo presión sobre la economía desde hace algún tiempo. Varios periódicos rusos calcularon que el año pasado el rublo perdió un 20 por ciento de su valor frente al dólar estadounidense y un 14 por ciento frente al euro.
«Para la población, la debilidad del rublo sólo significa una cosa: un aumento de los precios en las tiendas», analizó el diario «Novaya Gazeta».
A principios de año entró en vigor el aumento del IVA del 18 al 20 por ciento. La consiguiente alza de los impuestos a pagar por los productores de combustible se reflejará en el precio para el consumidor final.
Según una encuesta de AHK publicada antes de Navidad, las empresas alemanas en Rusia están preocupadas y predicen tiempos convulsos para la economía del país. Consideran que el débil rublo es el mayor factor perturbador para sus negocios, ya que encarece las exportaciones alemanas a Rusia.
El mandatario ruso había anunciado en una reunión con empresarios a finales de otoño que quería atraer a más inversores extranjeros al país y así impulsar la economía. Se puede observar que Rusia ha estado tratando durante algún tiempo de romper con el dólar y hacer negocios en rublos u otras monedas.
«Hemos reducido considerablemente nuestras inversiones en bonos del gobierno estadounidense», dijo recientemente el primer ministro Dmitry Medvedev. Esto es consecuencia de la «agresiva y francamente a menudo ingenua política económica de los Estados Unidos».
El jefe del Tribunal de Cuentas ruso, el ex ministro de Finanzas Alexei Kudrin, dijo en noviembre que en los últimos años la economía de su país había caído en un «agujero de estancamiento» con tasas de crecimiento de apenas un uno por ciento anual.
Hasta finales de octubre del año pasado, la economía rusa había crecido un 1,7 por ciento similar al desempeño de otros países europeos pero inferior al dos por ciento previsto.
La prohibición de las cifras luminosas de los tipos de cambio en las calles tiene por objeto facilitar a los rusos la comprensión de la verdad sobre el estado de la economía, como dijeron varios psicólogos en una encuesta realizada por el periódico «Otkrytaya Gazeta».
La gente viviría más tranquila sin esa información. «Por supuesto, los tipos de cambio se anuncian en los noticieros de televisión, pero casi nadie les presta atención. Los carteles, por otro lado, son difíciles de pasar por alto».
Los comentarios en Internet se burlan de que la prohibición es una especie de psicoterapia prescrita a los rusos por su gobierno. El siguiente paso podría ser: «Prohibir las etiquetas de precios en las tiendas».
Por Christian Thiele (dpa)
Foto: Christian Thiele/dpa