Río de Janeiro/Sao Paulo/Curitiba, 5 abr (dpa) – Luiz Inácio Lula da Silva debe entrar en prisión en las próximas horas. El juez del caso «Lava Jato» Sérgio Moro ordenó hoy la reclusión del ex presidente brasileño, gran favorito para las elecciones de octubre, a más tardar hasta mañana viernes para que empiece a cumplir una condena de 12 años por corrupción.
Lula, de 72 años, debe entregarse hasta las 17 horas del viernes (20:00 GMT) a la Policía Federal en Curitiba, en el sur de Brasil, según el texto de la orden emitida por Moro menos de 24 horas después de que la Corte Suprema negara al ex mandatario un recurso especial para evitar ir a la cárcel.
El Supremo Tribunal Federal (STF) negó en la madrugada de hoy mismo un pedido de «habeas corpus» con el que Lula pedía que se suspendiera una posible orden de arresto contra él hasta que su condena sea firme en todas las instancias judiciales posibles.
Después del fallo, se esperaba la orden de arresto de forma inminente, aunque algunos expertos especulaban con que Moro se tomase tiempo hasta la próxima semana, hasta que terminasen de cumplirse unas formalidades en la corte de segunda instancia de Porto Alegre que confirmó la condena en enero.
Lula se encontraba en la noche en Sao Paulo, donde su Partido de los Trabajadores (PT) planeaba realizar un acto en su apoyo el viernes. El ex presidente, ídolo de la izquierda latinoamericana, se reunió con sus abogados y con líderes del PT, entre ellos su sucesora Dilma Rousseff, para analizar cómo proceder en las próximas horas.
Según el diario «Folha de Sao Paulo», los planes eran que Lula pase la noche en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos paulista, su bastión político desde sus tiempos de líder sindical.
El ex presidente no se ha pronunciado públicamente desde el fallo del STF. Sólo un periodista de la cadena de radio CBN habló por teléfono con él. «Está tranquilo», lo citó el reportero Kennedy Alencar, que no divulgó directamente las palabras del ex mandatario.
Miles de simpatizantes se reunieron además delante de la sede del sindicato en la localidad paulista de Sao Bernardo do Campo. Según la radio CBN, frente al cercano Instituto Lula, también en Sao Paulo, hubo un incidente entre simpatizantes y detractores del ex presidente, por los que resultó herida una persona después de que un auto la golpeara accidentalmente.
El drama judicial en torno a Lula amenazaba con agitar más al país en las próximas horas. Ya después del fallo del STF simpatizantes del ex presidente habían pedido en las redes sociales formar una «cadena humana» delante de su casa para evitar un posible arresto.
Según el despacho de Moro, Lula debe permanecer preso en un calabozo de la Policía Federal en Curitiba. La orden judicial da margen al ex presidente para que se entregue «voluntariamente» y descarta el «uso de esposas».
«En razón de la dignidad del cargo ocupado, se preparó previamente una sala reservada, una especie de sala de Estado Mayor, en la propia superintendencia de la Policía Federal, para el inicio del cumplimiento de la pena, en la cual el ex presidente estará separado de los demás presos, sin ningún riesgo para su integridad moral o física», señalo el texto.
Moro condenó en julio de 2017 a Lula inicialmente a nueve años y medio de cárcel por cargos de que aceptó sobornos de la constructora OAS en el marco del caso de corrupción «Lava Jato» («Lavado de autos»), en forma de la reforma de un apartamento, a cambio de favorecer a la empresa en sus negocios con Petrobras. La petrolera estatal está en el centro de los escándalos de «Lava Jato».
Un tribunal de apelación de Porto Alegre confirmó en enero de este año la condena y aumentó la pena de cárcel a 12 años y un mes. Pese a la condena, Lula quiere volver a ser candidato presidencial para las elecciones del 7 de octubre y es favorito en todos los sondeos, con hasta el 37 por ciento de los apoyos.
Lula está en teoría inhabilitado para postular por la ley de «Ficha Limpa»(«expediente limpio»), que impide a políticos con condenas penales ser candidatos. Una corte electoral, sin embargo, debe dar un veredicto oficial. Eso ocurrirá previsiblemente en agosto, cuando se inscriban las candidaturas.
Lula, que dejó su cargo el 1 de enero de 2011 como uno de los políticos más populares del planeta, sigue teniendo grandes apoyos entre las clases más pobres por el éxito de los programas sociales de sus Gobiernos.
Las clases medias y altas, sin embargo, rechazan al ex líder obrero por los numerosos cargos de corrupción que se le imputan. Lula es el acusado más conocido por el caso «Lava Jato», que salpica a casi toda la clase política brasileña.
Por Isaac Risco (dpa)