Ciudad del Cabo/Yuba, 29 dic (dpa) – Sudán del Sur está al borde de una guerra civil. Ya hubo cientos de muertos y decenas de miles de personas huyeron de la violencia y el terror, y pese a los esfuerzos de los países vecinos no está a la vista el fin del conflicto en esta nación africana.
Los analistas temen que la continua disputa política pueda llevar al abismo al país más joven del continente antes de las elecciones previstas para 2015.
Ante todo dos hombres determinan el rumbo del conflicto: el presidente Salva Kiir y su ex vicepresidente y actual rival principal Riek Machar.
«Hay personas en el partido (gobernante) que creen que el presidente Kiir se rodeó de elementos antirreformitas y por eso se vuelve cada vez más dictatorial», indicó Andrews Atta-Asamoah del Instituto de Estudios de Seguridad.
Este organismo independiente de investigación y asesoramiento con sede en Sudáfrica detectó en el gobernante Movimiento de Liberation del Pueblo de Sudán (MLPS) crecientes tensiones antes de los comicios.
Los combates actuales comenzaron el 15 de diciembre. Kiir acusa a su ex vice Machar de intentar derrocarlo.
Machar, sin embargo, atribuye el estallido de violencia a la ira de sus seguidores, que no quieren aceptar su destitución como vicepresidente en el marco de una reestructuración del gobierno en julio. Además, acusa al presidente de tener «tendencias dictatoriales».
Ni Kiir ni Machar mencionan motivos étnicos para el conflicto. Sin embargo, reflejan el conflicto subliminal en el país. Kiir pertenece al mayor grupo étnico, los dinka. Si rival Machar es nuer, la segunda etnia más numerosa de Sudán del Sur.
Ambos grupos étnicos están activos desde hace décadas en el conflicto por la independencia de Sudán del Sur, pero no siempre tiraron hacia el mismo lado.
Machar fue de manera decisiva responsable en 1991 de la separación del brazo armado del MLPS, que tuvo como consecuencia sangrientos combates entre los dinka y los nuer.
Desde que Machar se unió otra vez en 2002 al MLPS intenta cambiar su imagen.
Se presenta como candidato moderno y con formación en Occidente con vistas a las elecciones presidenciales de 2015. Promete que su intención es gobernar a todos los sudaneses del sur de manera «justa e igualitaria». Su destitución como vicepresidente en julio azuzó aún más las ambiciones políticas de Machar.
Pero Kiir tampoco tiene las manos limpias. Él ya fue acusado varias veces de no respetar la Constitución. De manera autoritaria destituyó a los gobernadores de tres estados, que habían sido elegidos en comicios. Al presidente también se lo acusa de seguir los pasos del autocrático fundador del MLPS John Garang.
Si el conflicto étnico subliminal en Sudán del Sur estalla por completo en los meses próximos dependerá en su mayor parte de Kiir y Machar.
En la actualidad ya se registran combates en seis de los diez estados, principalmente a lo largo de las fronteras de los asentamientos de los diferentes grupos étnicos.
Atta-Asamoah menciona como causa para la rápida escalada del conflicto el hecho de que ambos protagonistas políticos tienen respaldo en el Ejército.
El analista señala también que existe en el escenario político de Sudán del Sur una sobremilitarización generalizada. «Mi mayor temor es que las divisiones étnicas existentes se hagan aún más profundas», dijo.
Emma Jane Drew, que trabaja en Sudán del Sur para la organización de ayuda Oxfam, considera ante todo importante que la dirigencia política y militar vuelva a tomar el control sobre todas las fuerzas armadas en el país.
El jueves, Kiir se reunió en la capital Juba con su colega de Kenia, Uhuru Kenyatta, así como con el jefe de gobierno de Etiopía, Hailemariam Desalegn, que intentan mediar en el conflicto. Machar, en cambio, se quedó al margen y puso como condición la renuncia de Kiir para participar en las conversaciones.
Actualmente ya es casi imposible calcular la magnitud del sufrimiento de la población civil en Sudán del Sur.
La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, informó de crímenes contra la humanidad. «En los últimos días se documentaron masivos asesinatos extrajudiciales y ataques a personas sólo por su etnia», dijo.
Más de 120.000 personas fueron desplazadas de sus hogares desde el inicio de los combates, según datos de la ONU. Decenas de miles buscaron refugio en campamentos de Naciones Unidas en el país.
Uganda, vecino a Sudán del Sur, acogió a algunos miles de refugiados y además envió tropas a Yuba que deben respaldar una estabilización del gobierno allí.
Pero mientras no se entierre el hacha de guerra entre Machar y Kiir es muy probable que el conflicto siga escalando.
Por Kristin Palitza