(dpa) – Cuando alguien sin experiencia se aventura a invertir en el mercado bursátil, los asesores financieros y las organizaciones de protección del consumidor suelen aconsejarle que invierta en los llamados ETF o fondos cotizados de renta variable.

El motivo es que a través de este conjunto de activos financieros que replica los movimientos de un índice o mercado se puede invertir fácilmente en acciones. Las comisiones son bajas e incluso se pueden invertir pequeñas cantidades de dinero.
Sin embargo, aunque los ETF sean adecuados para principiantes, no están totalmente exentos de riesgos. «Los inversores los utilizan para invertir en acciones, solo que en vez de hacerlo de manera individual, las acciones están agrupadas en fondos», explica Markus Jordan, director general del portal de inversores ExtraETF. Por eso, los riesgos son básicamente los mismos, añade.
«En caso de recesión económica, por ejemplo, el precio puede caer», dice Jordan.
No obstante, el riesgo de pérdida de los ETF puede reducirse con diversas medidas, como las cinco enumeradas a continuación:
1. Amplia diversificación
La diversificación es importante, afirma Gerrit Fey, jefe del departamento de Mercado de Capitales de la organización de inversión Deutsches Aktieninstitut.
Los ETF de renta variable son especialmente adecuados para pequeñas sumas de inversión, porque resumen y reproducen el rendimiento de muchas acciones. Es decir que permiten invertir en muchas empresas a la vez.
«Si se trata de valores de distintos sectores y regiones, es probable que no evolucionen exactamente igual», indica Fey. «Si diversifica ampliamente, participa en el rendimiento medio de todo el mercado de valores».
Los ETF sobre los índices MSCI World o FTSE Developed Countries, por ejemplo, contienen los valores de más de mil empresas de una amplia gama de sectores y países.
Sin embargo, también existen fondos indexados más especializados que siguen, por ejemplo, sectores individuales o determinadas regiones del mundo, y que suelen presentar mayores fluctuaciones de precios. Así lo demuestra una comparación del MSCI World con el Dax, que solo incluye 40 empresas alemanas.
«La pérdida máxima (posible) en el índice de acciones alemanas es significativamente mayor que en el índice MSCI World. Por tanto, los riesgos pueden minimizarse mediante una amplia diversificación», afirma Jordan.
2. Largo horizonte temporal
Si un inversor se toma el tiempo suficiente para invertir en acciones, puede estar tranquilo ante posibles fluctuaciones de los precios. «Un largo periodo de inversión amortigua las fluctuaciones a mediano y largo plazo del mercado en su conjunto, como las derivadas de un ciclo económico», señala Fey.
Las estadísticas demuestran que, en el pasado, cuanto más tiempo han permanecido invertidos los fondos, menor es el riesgo de pérdidas. El portal de consumo Finanztip, por ejemplo, ha calculado que una inversión en el MSCI World siempre ha dado beneficios al cabo de 15 años.
3. Evitar el riesgo de agrupación
El riesgo de agrupación surge cuando los inversores concentran demasiado su dinero en sectores o regiones concretos. Por ejemplo, muchos fondos tienen acciones de empresas tecnológicas estadounidenses como Apple o la matriz de Google, Alphabet. E incluso si se combinan diferentes ETF, es muy posible que se acabe con dos que tengan el mismo enfoque.
«Muchos inversores no se dan cuenta de esto cuando reúnen una cartera de diferentes ETF. No prestan atención a la composición de los fondos indexados, lo que puede crear involuntariamente un riesgo de agrupación», aclara Jordan.
«Hay que elaborar una estrategia de antemano, es decir, decidir primero dónde se quiere invertir, y solo entonces considerar la selección de ETF», aconseja.
4. Entrar en el momento adecuado
«Siempre es buen momento para entrar en Bolsa si la inversión se mantiene durante mucho tiempo», explica Fey. «A largo plazo, los mercados de valores siempre han tendido históricamente al alza».
Si no se tiene suficiente confianza para hacerlo, también se puede dividir la inversión en trozos y repartirla a lo largo de unos meses. Sin embargo, el plazo no debe ser demasiado largo, pues de lo contrario el dinero no podrá trabajar durante ese periodo.
Si solo se dispone de pequeñas sumas, también se puede establecer un plan de ahorro con el que comprar periódicamente acciones del ETF. «Con un plan de ahorro, los inversores invierten en los buenos y en los malos tiempos», dice Fey. «Así se reparte el riesgo en el tiempo y se suaviza la rentabilidad».
5. Planifique su salida
Las fluctuaciones del mercado bursátil son normales, las pérdidas inicialmente solo existen sobre el papel. Únicamente se materializan cuando los inversores venden sus acciones.
«Si necesita su dinero pronto, no debería invertirlo en acciones. Así no se sentirá mal por tener que salir a destiempo», dice Jordan.
Tampoco debería nadie vender por miedo a sufrir grandes pérdidas. «Entonces el siguiente problema es cuándo es el momento adecuado para volver a entrar para recuperar las pérdidas», explica.
Por ello, Jordan también desaconseja utilizar un ajuste de stop-loss en la cartera, que vende automáticamente a un determinado nivel de precios.
En su lugar, se necesita una estrategia para salir. Por ejemplo, si se depende de una determinada cantidad, se puede empezar a trasladar el dinero a cuentas seguras en una fase temprana.
Por Annika Krempel (dpa)