La represión en Venezuela es más evidente que nunca. Aunque es cierto que la dictadura de Nicolás Maduro siempre ha utilizado este mecanismo para mantenerse en el poder, no se puede negar que desde el pasado 4 de agosto la represión por parte del gobierno venezolano ha alcanzado su máxima expresión. Presuntamente drones de 6000 dólares se utilizaron para acabar con la vida del mandatario venezolano durante una celebración militar.
Desde entonces ha empezado una verdadera cacería de brujas para encontrar a los supuestos responsables del atentado. Es una estrategia clásica de todas las dictaduras mantener a los pueblos reprimidos para perpetuarse en el poder el tiempo que sea necesario. El gobierno venezolano pretende, sin duda, apagar todas las voces disidentes y aplacar a todos los que piensan distinto mediante la tortura, el exilio, el encarcelamiento y el asesinato.
Pero hablemos de hechos de represión concretos y palpables. Recientemente, el diputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Requesens, fue sacado a golpes de su vivienda en Caracas, de manera totalmente arbitraria e ilegal, por efectivos del Servicio Bolivariano de inteligencia Nacional (Sebin); y ahora es acusado por Nicolás Maduro como responsable principal del atentado del 4 de agosto. A raíz de ese hecho, han circulado en las redes sociales videos del diputado en donde se encuentra visiblemente atontado producto de sustancias estupefacientes que probablemente le han obligado a consumir, y además auto inculpándose del atentado.
Los espectadores no son tontos. Cualquier persona que es víctima de tortura es capaz de “confesar” lo que sea sin que sea cierto. Estamos hablando de un régimen que conserva un largo historial en hechos de este tipo, que viola los derechos humanos de cualquier ser humano sin importarle absolutamente nada. Así que no es extraño que el diputado Requesens se confiese hasta de “asesino en serie”. Quiero decir, cualquier persona en su situación haría lo mismo siendo victima no sólo de tortura y maltrato físico constante, sino del consumo de quién sabe cuántas drogas que lo mantienen fuera de sí.
El secretario general del partido Acción Democrática en España, Luis Manresa, aseguró recientemente que el hecho de que el diputado apareciera en un video culpándose del atentado contra Maduro, se debió a los episodios de tortura de los que fue víctima.
“En su estado normal jamás hubiera dicho eso. Cuando tú conoces a Juan, sabes que ese Juan del vídeo estaba bajo los efectos de las drogas”, afirmó Luis Manresa.
No obstante, la represión desde el 4 de agosto no ha sido sólo en contra del diputado venezolano, sino también en contra de toda la oposición del país. Dado es el caso del presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Julio Borges, sobre quien recayó recientemente una orden de captura por ser presuntamente copartícipe del suceso del 4 de agosto.
El gobierno de Maduro también acusó de conspirar para el atentado al expresidente colombiano Juan Manuel Santos y a la exfiscal general que se encuentra en el exilio, Luisa Ortega Díaz, aunque ambos rechazaron las acusaciones.
Por otra parte, el experto en temas internacionales, William Cárdenas, aseguró en una entrevista para el diario ALnavío que el gobierno de Maduro ha aprovechado el supuesto atentado para intensificar la represión en Venezuela.
“Es uno de los objetivos de la estrategia clásica de una dictadura: por un lado, conseguir el enemigo externo para tratar de cohesionar a la opinión interna. Por otro lado, aprovechar las circunstancias para endurecer la represión”, detalló Cárdenas.
Igualmente, la Organización de Venezolanos Perseguidos en el Exilio (VEPPEX) denunció mediante un comunicado publicado por la agencia de noticias NTN24 que la dictadura de Maduro ha utilizado como excusa este suceso para agrandar la tortura en el país.
“El régimen de Maduro ha utilizado el ataque con drones en su contra para acusar a presidentes, países y políticos venezolanos del mencionado evento y lo usa como excusa para detener, torturar, humillar a quienes según ellos son los responsables”, expone el comunicado.
Pero no conforme con ello, el pasado martes 14 de agosto el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, informó durante declaraciones a los medios que las investigaciones que adelanta su despacho para esclarecer el intento de magnicidio al presidente Nicolás Maduro arrojan ya una lista de 34 personas implicadas.
«De ellas, catorce personas están ya detenidas e imputadas por el Ministerio Público», precisó Saab.
Asimismo, el Fiscal General, no dudó en asegurar que probablemente a lo largo de la investigación se produzcan más detenciones. Por lo tanto, lo que se observa es un panorama de represión que continuará incrementándose progresivamente.
El gobierno de Nicolás Maduro pretende dejar bien claro el mensaje: todo el que piense distinto, será reprimido, torturado o asesinado. Y ante esta fatídica realidad, una vez más, la dictadura macabra venezolana se aprovecha del miedo de la gente para inmortalizar su estadía en el poder.
Soraya A.P