Bangkok, 14 ene (dpa) – Bajo el grito de guerra de la lucha contra la corrupción, el líder de las protestas en Tailandia Suthep Thaugsuban unió a decenas de miles de personas que están hartas de los sobornos y la corrupción.
El líder opositor considera que la cultura de la corrupción es un sinónimo del clan familiar de los Sinawatra, que se impusieron en todas las elecciones celebradas desde 2001.
El jefe de gobierno Thaksin Shinawatra, derrocado en 2006, fue condenado en ausencia en 2008 a dos años de prisión por abuso de autoridad, porque permitió que su esposa comprara tierras públicas a precios muy convenientes en Bangkok.
En 2010 el Estado confiscó alrededor de 1.000 millones de euros (unos 1.370 millones de dólares) de su fortuna, argumentando que había encubierto la posesión de acciones y estiró las leyes de tal forma que su empresa saliera ganando. Actualmente su hermana Yingluck ocupa el cargo de primera ministra.
Pero la corrupción no es un invento de Thaksin. El propio Suthep fue cuestionado en los años 90 debido a un escándalo por la dudosa entrega de títulos de posesión de terrenos en Phuket, que aterrizaron en manos de familias influyentes. Aunque él rechazó todas las acusaciones, hizo tropezar entonces al gobierno.
«La corrupción nos cuesta cada año 300.000 millones de baht (unos 7.000 millones de euros o 9.170 millones de dólares)», calcula el hasta ahora líder de la oposición Abhisit Vejjajiva. Los pagos por sobornos inflan los negocios en hasta un 30 por ciento, estimaron empresarios el año pasado durante una encuesta de la consultora BDO.
«La corrupción en Tailandia está ampliamente propagada», confirma la Comisión Asiática de Derechos Humanos. Y apunta adónde se registran particularmente más sobornos: en impuestos y honorarios, en el financiamiento de inversiones, en pedidos estatales y proyectos comunitarios del sector público y privado.
Un portal anticorrupción que recibe ayuda al desarrollo de diferentes naciones es aún más claro: «Los sobornos están especialmente concentrados en sectores gubernamentales que manejan las transacciones financieras: la oficina para entrega de títulos de propiedad, las autoridades de impuestos y aduanas, el Ministerio de Transporte, la policía».
Los arreglos entre políticos y el mundo empresario son los culpables, señala el portal: gracias a buenos contactos políticos, pueden enhebrarse lucrativas carreras en los negocios, con buenos trabajos pueden financiarse obsequios y por esos obsequios hay encargos gubernamentales.
Sobornar a parlamentarios, comprar votos electorales, corromper jueces, sobornar policías, todos estos actos son considerados como absolutamente habituales por la Comisión Asiática de Derechos Humanos.
La cultura de la corrupción creció hasta convertirse en una crisis nacional, advirtió el ex ministro de Relaciones Exteriores y secretario general de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) Surin Pitsuwan. Tailandia se ve amenazada de caer en un agujero negro en la competencia por inversiones, dado que la corrupción hace dispararse los costos.
En 2013 Tailandia ocupó el puesto 102 de 177 en el listado de Transparencia Internacional. Algunos competidores como Indonesia o Vietnam obtienen un ranking aún peor.
Suthep aún no explicó con qué reformas concretas se propone erradicar la corrupción. En realidad todas las leyes están vigentes, pero nadie las respeta. El líder opositor propone más transparencia en las declaraciones impositivas de los políticos y en la gestión financiera de las empresas estatales. Un comienzo.
Por Christiane Oelrich