PARINTINS, Brasil (dpa) – En la isla de Tupinambarana en el Amazonas la vida suele ser tranquila. Pero hoy este lugar de 100.000 habitantes todo parece estar pasar arriba. Largas filas de personas recorren sin cesar las calles de la segunda mayor ciudad del estado de Amazonas. Brasil vive una fiebre futbolística conforme se acerca el Mundial, pero todas estas personas no van hoy al estadio a ver un juego de pelota, sino a celebrar la Fiesta del Buey.
Desde hace 100 años celebran los habitantes de Parintins en la última semana de junio la Fiesta del Buey o Boi-Bumbá, según una tradición que los inmigrantes llevaron del norte de Brasil a la región del Amazonas después de un periodo largo de sequía. Según la leyenda, Catirina, la mujer embarazada de un agricultor, tenía grandes ganas de comer lengua de buey. Su marido Francisco mató entonces al buey de su señor, quien se enteró pronto de lo ocurrido.
Para escapar a un castigo, Francisco pidió a un chamán que le devolviera la vida al animal. Cuando esto ocurrió, se celebró en todo el lugar, y en Parintins sigue haciéndose hasta hoy. Con el paso del tiempo no sólo se cantaba y bailaba, sino que las fiestas fueron creciendo y creciendo hasta convertirse en un verdadero festival.
El estadio conocido como el Bumbódromo está a punto de reventar. Cada uno de los 20.000 asientos está ocupado desde hace horas, mientras muchos otros tratan de acceder a las instalaciones. El ambiente está cargado y los asistentes se dividen entre los rojos y los azules. Al igual que en el fútbol, se trata de los hinchas de dos equipos que escenifican en el estadio la historia de Catirina y Francisco.
Esta tarde, el equipo rojo es el primero en tener la oportunidad de convencer al jurado con su versión. Cientos de personas con tambores inician con sus golpes rítmicos el desfile de hasta 3.500 bailarines, músicos, cantances y actores que en las siguientes dos horas y media despliegan en el estadio un torrente de baile y música. Una y otra vez cambian las imágenes gigantes del escenario y los participantes.
La representación alcanza dimensiones que nada tiene que envidiar al famoso carnaval de Rio de Janeiro. Los bailarines, cantantes, músicos, estatistas, decorados y diseñadores de vestidos se preparan durante un año para esta fiesta. Componen, ensayan, cosen disfraces o construyen figuras gigantes de papier mache.
El festival de Paritins recupera elementos folclóricoa del pasado del país, mitos y leyendas, aunque la historia del buey recorre como un hilo rojo toda la representación. En el escenario aparecen una y otra vez los botos, los delfines de agua dulce del Amazonas, que según la leyenda se transforman por la noche en hombres apuestos y conquistan a las jóvenes. O la anaconda, la serpiente gigante de la que los chamanes reciben sus poderes de videncia y curación y que protege a las personas, aunque también puede traer desgracias con una gran inundación. Y naturalmente abundan las escenas de peces, pescadores y barcos.
Después de cinco horas, la representación termina con una gran final de danza y tambores. Como observador ajeno al lugar, en medio de esta fiesta para los sentidos resulta totalmente imposible decidir cuál de los dos equipos podría haberse llevado hoy el mayor número de puntos.
INFORMACIÓN BÁSICA: Amazonas
Reservas: Las entradas para el festival están altamente cotizadas en todo Brasil, por lo que se recomienda reservarlas a tiempo junto con los pasajes de avión o barco y la habitación de hotel. El festival tiene lugar la última semana de junio.
Cómo llegar: Los vuelos a Manaus desde el extranjero son contadísimos. Suele ser necesario hacer escala.