Millones de personas luchan diariamente para conseguir satisfacer sus necesidades básicas y, dentro de los más pobres, existen colectivos especialmente vulnerables. En concreto, la pobreza infantil es aquella que afecta a los niños y niñas, que son el grupo más desfavorecido ante tales circunstancias, que todavía siguen azotando a numerosos territorios y países a niveles alarmantes.
Aunque no podemos solucionar esta situación solos, sí que tenemos la posibilidad de aportar nuestro granito de arena, por pequeño que sea. A buen seguro que si tienes la voluntad, sabrás cómo ayudar a los niños de África.
En lo referente a la niñez, es necesario añadir que la acepción de pobreza como tal no debe reducirse o limitarse a una consideración básica sobre los insuficientes recursos de índole financiera que presenta el afectado, ya que aquellos niños y niñas afectados más severamente por la pobreza, por la escasez, también se ven privados de sus perspectivas de futuro, así como de gran parte de los derechos fundamentales que debieran conservar en cualquier momento de la infancia.
Esta tesitura le imposibilita al pequeño formarse y prosperar en condiciones dignas. Afecta en gran medida a su desarrollo íntegro, en numerosos ámbitos: físico, emocional, social, cultural, familiar y mental.
En África, casi el 20 % de la población que vive en condición de pobreza, son niños y niñas. De entre los mismos, aproximadamente dos de cada diez presentan algún tipo de discapacidad.
Los efectos de la pobreza afectan a niños y niñas durante el resto de su vida: se ralentiza su desarrollo físico, como consecuencia directa de la desnutrición. Además, enfermedades como el VIH/sida están haciendo mella, dejando huérfanos a muchos menores. En el continente africano, existen aproximadamente cincuenta millones de niños y niñas sin padres. Pero no es el VIH quien golpea únicamente en forma de enfermedad. La malaria provoca el fallecimiento de varios miles de niños y niñas de África cada día. La dificultad de numerosas poblaciones para acceder a agua potable, se mantiene y la transmisión de patologías en aguas contaminadas es un hecho que está fuera de toda duda científica en los tiempos que corren.
Organizaciones como Plan International desarrollan proyectos en África que velan por el respeto a los derechos de los niños y niñas y les ayuda a romper el círculo generacional de la pobreza. Una de las mejores formas de colaborar con estas comunidades, es el apadrinamiento directo de niños, ya que se crea un nexo entre el donante particular y los niños o niñas y sus familias, lo que otorga transparencia al proyecto ya que se puede comprobar los beneficios que reciben las comunidades gracias a los donativos.
Si los recursos se invierten en proyectos de desarrollo de la comunidad, en lugar de ser destinados a un niño en particular, muchas más familias se ven beneficiadas, ya sea por la construcción o mejora de colegios, centros de salud, pozos de agua, etc.
Finalmente, es necesario subrayar el hecho de que la pobreza infantil no es un fenómeno que afecta exclusivamente a los continentes más desfavorecidos. Incluso en España ya se obtienen niveles preocupantes al respecto.