Múnich, 16 ene (dpa) – Tiene 83 años, está acusado de soborno y algunas personas influyentes en el mundo de la Fórmula 1 creen que debería dimitir: Bernie Ecclestone vive uno de los momentos más bajos de su carrera.
El magnate británico conoce muy bien el Tribunal de Múnich. Hace algún tiempo y durante dos días tuvo que contestar a las preguntas de los jueces y la Fiscalía. Sin embargo, fue sólo como testigo en el proceso contra el ex directivo del BayernLB Gerhard Gribkowsky.
Ahora se sentará en el banquillo de los acusados, un hecho que pone en peligro de derrumbamiento su reinado en la Fórmula 1. Ecclestone podría enfrentarse a una pena de hasta diez años de cárcel si es encontrado culpable de sobornar al directivo del banco alemán.
De momento, la pregunta sobre si esa demanda supondrá el fin de su reinado en la máxima categoría del automovilismo está abierta. El presidente de Ferrari, Luca di Montezemolo, afirmó hace tiempo que en caso de que se presentase una demanda contra él, debería dimitir.
«Como Ecclestone ama la Fórmula 1 debería ser el primero en actuar y dimitir por el interés de la Fórmula 1 para no perjudicarla», declaró Di Montezemolo.
Desde la escudería alemana Mercedes también empezaron a filtrarse informaciones a finales del año pasado que apuntaban a que los alemanes querían defenestrar a Ecclestone si era acusado de corrupción con el objetivo de mantener «un negocio limpio».
Ecclestone no tiene por el momento ninguna intención de dimitir. «Haré todo lo que siempre he hecho: seguir trabajando y haciendo mi trabajo. Para mí esto no cambia nada», aseguró hace tiempo al diario alemán «Bild».
Después de sus declaraciones en noviembre de 2011, el británico pudo subir de nuevo a su jet privado para seguir las siguientes competiciones de Fórmula 1. Al contrario que en aquella ocasión, puede que después de su próxima visita a Múnich no le resulte tan fácil regresar a su vida.
Tras años de investigaciones, la Fiscalía presentó en julio una demanda ante el Tribunal de la capital bávara contra el magnate británico de 83 años. Una portavoz del tribunal anunció hoy la decisión de aceptar la demanda. El juicio está previsto para finales de abril.
La demanda es el último capítulo abierto en las investigaciones de la justicia alemana, que provocaron que Gribkowky fuera condenado en 2012 a ocho años y medio de cárcel por haber aceptado 44 millones de dólares de Ecclestone y no haberlos declarado.
Según el juez Peter Noll, el banquero fue incitado a cometer el delito empujado por «el carisma y la astucia» del británico. Las declaraciones del juez al leer la sentencia contra el ex directivo del BayernLB dejan entrever ya las dificultades a las que tendrá que hacer frente Ecclestone.
Para la justicia alemana será decisivo si durante el proceso se consigue probar que Ecclestone era consciente de que Gribkowsky era empleado de un banco estatal alemán, por lo que como funcionario no habría tenido permitido aceptar ningún dinero.
Los dos hombres se conocieron en 2006 durante las negociaciones de la venta de los derechos de retransmisión de la Fórmula 1 a CVC, un fondo de inversiones cercano a Ecclestone.
Gribkowsky era entonces el ejecutivo encargado del departamento de riesgos del BayernLB y recibió el encargo de vender la participación del banco en la Fórmula 1, lo que implicó que tuviera que trabajar muy estrechamente con el magnate.
La Fiscalía sospecha que Ecclestone pagó esos millones para que Gribkowsky vendiera las acciones al grupo inversor CVC.
Al mismo tiempo, desde el BayernLB creen que sin ese pacto entre los dos hombres, seguramente habrían recibido más dinero por su participación en la Fórmula 1 y reclaman a Ecclestone 400 millones de dólares por daños y perjuicios.
Ecclestone siempre ha rechazado las acusaciones. De acuerdo a sus declaraciones, fue Gribkowsky el culpable de todo y quien lo presionó. «El señor Gribkowsky fue muy bueno a la hora de amenazarme sutilmente y provocarme miedo», declaró entonces al juez durante su testimonio.
Por Daniela Wiegmann