(dpa) – Nontawat Tongtammachad vende pociones de amor, amuletos y estatuas de Buda. Pero la mayoría de sus clientes lo visitan en la tercera planta de un centro comercial venido a menos en la capital tailandesa, Bangkok, debido a su gran especialidad: figuras de bebés que supuestamente hacen realidad los deseos.
Los más poderosos de ellos supuestamente tienen restos de cadáveres dentro y por ellos los clientes pagan hasta 30.000 baht, unos 860 euros o mil dólares, explica el dueño de la tienda, de 45 años. «Como budistas, muchos tailandeses creen en la reencarnación», explica. «Creemos que en el resto de una persona muerta permanece su espíritu y su poder».
Claro que al mismo tiempo, señala Nontawat, muchos tailandeses también tienen miedo de estas figuras, en las que, según la creencia popular, vive el espíritu de los muertos. Por eso, sus clientes muchas veces las colocan junto a la estatua de Buda en sus casas. Eso controla el poder de las figuras, asegura. Y para predisponerlas a la felicidad, les colocan delante dulces y bebidas.
Esta creencia se remonta a una leyenda que los tailandeses aprenden en la escuela. Según el poema del famoso poeta tailandés Sunthorn Pu, en su momento existió un guerrero que tenía una esposa embarazada que lo quería envenenar. Él le cortó el vientre y le arrancó el feto, lo sostuvo sobre un fuego y pronunció conjuros mágicos. Tras ello, el espíritu del feto acompañó a su padre a todos lados, lo aconsejaba y le advertía de enemigos en los campos de batalla. El hombre bautizó al espíritu Kuman Thong, lo que en tailandés quiere decir «niño dorado».
Desde entonces muchos tailandeses quieren su propio Kuman Thong. En la confección tradicional, se mezclaban fluidos corporales de fetos o bebés muertos en las figuras, explica el vendedor Nontawat. Pero eso hoy en día es ilegal, según informa la Policía. Una ley de los años 70 prohíbe profanar los cadáveres y, por lo tanto, no se puede realizar esta práctica.
El dueño de la tienda señala que los monjes que fabrican estas figuras se adaptaron. Ahora utilizan también otros restos de cadáveres para su fabricación, también de muertos adultos. La Policía admitió que en algunos templos permite excepciones y así autorizó el uso de la ceniza de cuerpos cremados, siempre y cuando los familiares del difunto estén de acuerdo.
Un templo del que Nontawat obtiene sus figuras de bebés se llama Wat Samngam. Se encuentra a las afueras de Bangkok y es uno de los mayores fabricantes. Allí utilizan las cenizas de personalidades como políticos o líderes locales, señala el monje Phra Anuchit Upanan, que reside allí desde hace más de veinte años. «Eso hace más sagrados a los Kuman Thong». Con la ceniza también mezclan barro de siete cementerios.
En la tienda de Nontawat también hay figuras sin partes humanas, que se pueden adquirir por un presupuesto más bajo a partir de 300 baht. En su fabricación se utiliza resina. Según la creencia popular, entonces es el espíritu de plantas y árboles el que habita las figuras.
Pero una y otra vez la gente intenta fabricar las figuras de manera tradicional. La Policía no sabe cuántas veces ocurre eso. Las investigaciones al respecto son difíciles, señala.
De vez en cuando, medios locales informan sobre detenciones espectaculares. En 2018, por ejemplo, unos ladrones robaron once bebés de un cementerio. Los cadáveres fueron encontrados con hilos blancos, un indicio de que con ellos se hizo un ritual que de acuerdo a la creencia popular es necesario para evocar el espíritu para los Kuman Thong.
En 2012, la Policía detuvo a una banda que gestionaba una clínica abortista y que hacía figuras de Kuman Thong a partir de los fetos muertos. El mismo año también arrestaron a un hombre que había quemado seis cadáveres de bebés, los había tatuado y cubierto de láminas de oro.
Por Kaweewit Kaewjinda y Anne-Sophie Galli (dpa)