Bangkok, 5 dic (EFE).- El rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, pidió a sus compatriotas que se apoyen mutuamente por el bien del país en el discurso de celebración de su cumpleaños realizado tras la tregua acordada a las protestas antigubernamentales.
«Tailandia se ha mantenido pacífica gracias a la unidad de los tailandeses y su amor por el país», instó el monarca que hoy cumple 86 años en una alocución retransmitida por todas las televisiones locales y en la que pidió a los tailandeses que trabajen juntos para asegurar la «estabilidad» del país.
«El pueblo tailandés llevando a cabo sus obligaciones de forma adecuada contribuirá a la seguridad, felicidad y prosperidad del país en su totalidad», añadió el rey en una intervención leída con algunas dificultades y voz débil.
El monarca fue vitoreados por miles de tailandeses que se agolpaban en las avenidas de Hua Hin, localidad costera situada a unos 200 kilómetros al suroeste de la capital, antes de la recepción, celebrada por primera vez fuera de la capital.
Bhumibol abandonó el pasado agosto el hospital Siriraj de Bangkok en el que había estado ingresado desde 2009 por complicaciones de salud y se trasladó al palacio de verano que la Familia Real tiene en Hua Hin.
Miles de personas, equipadas con camisetas y banderolas amarillas, color vinculado al monarca, esperaban desde anoche en las calles de la localidad costera para ver pasar la comitiva real de camino al Palacio de Klai Kangwon, donde tuvo lugar la recepción.
La multitud ondeó las banderas y saludó con gritos de «larga vida al rey» el paso de la larga caravana de vehículos que vieron pasar arrodillados y, en muchos casos, con lágrimas en los ojos.
El discurso institucional tuvo lugar tras varios días de disturbios en Bangkok entre manifestantes antigubernamentales y la Policía que cesaron el martes por la mañana con una tregua acordada ante la celebración del cumpleaños.
En las cercanías del Monumento para la Democracia en Bangkok, el epicentro de las protestas que han llegado a reunir en los días anteriores a decenas de miles de manifestantes antigubernamentales, aclamaron al soberano y escucharon su escueto discurso con veneración.
Las expresiones de emoción y adoración se crisparon cuando apareció en pantalla la primera ministra, Yingluck Shinawatra, y su gabinete, a los que vituperaron y pitaron con sus silbatos.
«Todos pensamos que el Rey es un padre que nos protege a nosotros y a nuestro país. Cuida de la gente. Él tiene mucho trabajo que hacer para asegurar una vida pacífica para las personas», comentó a Efe Rin Pancharoen, quien se desplazó hasta la céntrica zona de la capital para mostrar su «amor» al monarca.
«Yo no protesto, pero, honestamente, tengo un sentimiento negativo del Gobierno. Si fueran transparentes estaría bien, pero si son corruptos no los aceptamos», indicó esta tailandesa de 37 años tras admitir que a ella no le incordian las protestas «aunque afecten a la normalidad» de la metrópoli.
Los manifestantes antigubernamentales acrecentaron la semana pasada las protestas con la toma de varios edificios de la Administración y las batallas campales contra los agentes de la Policía Metropolitana de Bangkok, quienes utilizaron gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a los alborotadores.
El líder del grupo que pretende un cambio en el modelo de Gobierno, el ex viceprimer ministro Suthep Thaugsuban, indicó en la víspera que retomarán las actividades mañana tras la tregua acordada con el Ejecutivo por las celebraciones en honor del monarca.
Bhumibol Adulyadej, coronado en 1946, es el noveno soberano de la dinastía Chakri y es reverenciado por gran parte de los tailandeses como si se tratara de un ser casi divino, a la par que es adulado por la prensa del país.
No obstante, a raíz de la inestabilidad política por la que atraviesa el país, en la sociedad se ha abierto el debate a hurtadillas sobre el rol de la monarquía y, sobretodo, la estricta aplicación de la ley de «lesa majestad».
En los últimos años, varios cientos de tailandeses y algunos extranjeros han sido formalmente acusados de cometer este delito, cuando en la década de 1990 apenas se denunció uno decena de casos, según señaló el Grupo de Concienciación del Artículo 112, organización que hace campaña contra el uso de esta ley.
La ley de «lesa majestad» contempla penas de hasta 15 años de cárcel para las personas declaradas culpables de infringirla.
La precaria salud de Bhumibol, quien aparece en público o concede audiencias en contadas ocasiones, causa preocupación y ansiedad entre la población por el futuro del país.
El heredero al trono es su único hijo varón, el príncipe Maha Vajiralongkorn, de 61 años, quien no ha heredado la popularidad de la que goza su padre.