Múnich, 4 nov (dpa) – Un gigante del fútbol alemán se sentará en el banquillo de los acusados después de que la corte del distrito de Múnich anunciara hoy que el presidente del Bayern Múnich, Uli Hoeness, será juzgado por un caso de presunta evasión fiscal por varios millones de euros.
El juicio al directivo y ex jugador de 61 años comenzará el 10 de marzo de 2014. El tribunal aceptó sin cambios la acusación de la fiscalía y fijó cuatro audiencias para una primera fase del proceso, en la que se interrogará a cuatro testigos.
Hoeness presentó en enero una «autodenuncia» admitiendo haber ocultado beneficios de capital de una cuenta en Suiza en la que llegó a tener 20 millones de euros (unos 26 millones de dólares). Tras meses de investigación, la fiscalía presentó en junio su acusación.
«Me sorprende que hasta ahora no se haya tomado en cuenta nuestra autodenuncia», dijo hoy Hoeness en una primera reacción al anuncio del juicio. «Durante los próximos meses hasta marzo haremos todo para convencer al tribunal con nuestros argumentos».
El presidente hizo estas declaraciones poco después de llegar a República Checa, donde el Bayern juega mañana ante el Viktoria Plzen por la fase de grupos de la Liga de Campeones europea.
El caso marcó la rueda de prensa previa al partido, pero Bastian Schweinsteiger aseguró que no influirá al equipo. «No tiene nada que ver con el fútbol», comentó. «Le haremos el máximo favor ganando los partidos y logrando éxitos».
Hoeness recibió el apoyo unánime del club. Minutos después de que se anunciara el juicio, el consejo de vigilancia emitió un comunicado informando que sus nueve miembros acordaban «de común acuerdo» mantenerlo en el cargo.
«No es ninguna sorpresa», comentó con serenidad Hoeness. «El consejo de vigilancia, la junta directiva y los hinchas me apoyan desde el principio. Es algo que naturalmente nos ayudó mucho a mí y a mi familia en estos meses difíciles».
También el legendario Franz Beckenbauer, presidente honorario del Bayern, se apresuró a defender a Hoeness. «Creo que no debemos condenar a una persona que cometió un error. También la Iglesia católica ofrece una segunda oportunidad».
Hoeness aceptó desde el estallido del escándalo haber cometido «un enorme desastre» al no declarar su cuenta en Suiza, pero insistió siempre en ser «una buena persona».
El caso causó un gran revuelo en Alemania, donde el directivo estaba considerado una autoridad moral y tenía numerosos contactos, también en el mundo político y empresarial.
Incluso la canciller Angela Merkel se mostró «decepcionda» por Hoeness tras su autodenuncia. El gobierno alemán optó hoy por evitar cualquier comentario sobre el juicio.
Hoeness es también una figura estrechamente unida a la historia del Bayern Múnich, en el que fue jugador y mánager general antes de convertirse en presidente en 2009. A partir de marzo se sabrá hasta qué punto el escándalo deja una mancha en su historial.
Por Michael Fox