HOBART, Australia (dpa) – Un joven australiano se hace muy rico con juegos de azar, compra cada vez más obras de arte y funda un museo. Así empieza la historia de David Walsh y el MONA, el Museum of Old and New Art (Museo de Arte Antigua y Nueva), que está situado a unos 12 kilómetros al norte de Hobart, la capital de la isla de Tasmania, en la orilla del río Derwent. Inaugurado en enero de 2011, es el museo más grande de Australia que se encuentra en manos privadas.
Si usted hace una parada en Hobart durante un viaje a Tasmania y visita el MONA, debería planear una estancia de varias horas, no sólo por la extensión del complejo, sino también porque muchas de las obras de arte a primera vista causan irritación y requieren cierto tiempo de contemplación.
«Nosotros damos una entrada, pero no decimos que esta o aquella explicación sea la única interpretación posible de una obra de arte», explica la curadora Delia Nicholls. Una de las ideas básicas del MONA es «que nosotros queremos ser poco ortodoxos. Y queremos que la gente se divierta aquí», dice la investigadora de arte. El rechazo a lo convencional también se puede comprobar frente a la puerta de entrada, donde se construyó una cancha de tenis que el visitante del museo tiene que atravesar. «David no quería que todo se pareciera a como en un museo normal», relata Nicholls. Y efectivamente, cuando el museo está cerrado los martes, Walsh, de 52 años, muchas veces golpea pequeñas pelotas amarillas de fieltro por encima de la red.
David Walsh nació en Tasmania y quería ceder a su patria una parte de la tremenda fortuna que había ganado con apuestas en carreras de caballos y otros juegos. Ya en 2001 fundó el Moorilla Museum of Antiquities, que más tarde mandó ampliar y reformar invirtiendo mucho dinero, hasta que nació el MONA. El hecho de que su museo, según una información de la emisora de radio australiana ABC, sólo pueda financiar con los ingresos una cuarta parte de los gastos operativos no le parece importar mucho a Walsh. Para todos los tasmanos la entrada es gratis.
No es aventurado calificar a David Walsh de excéntrico. En dos aparcamientos del museo hay letreros que dicen: «Reservado para dios» y «Para los amantes de dios». También la colección de Walsh, de la que sólo puede exponerse alrededor de un 40 por ciento, confirma su ojo por la gran totalidad en el mundo. Monedas antiguas del sur de Europa, artefactos del antiguo Egipto y de la Sudamérica precolombina: Walsh reunió tesoros de todas partes del mundo y le gusta exhibirlos.
En el centro de la exposición está el arte australiano moderno de los años 40 hasta los 70, así como arte contemporáneo internacional. Este último incluye objetos como un Porsche rojo chillón inflado como «Flat Car» o vídeos de la suiza Pipilotti Rist con títulos como «Blutclip» o «Pickelporno». Las alusiones sexuales no lo dominan todo, peor tampoco son una excepción. Cuando el MONA exhibió durante cierto tiempo 151 esculturas vaginales del artista australiano Greg Taylor, se desató una lluvia de protestas.
«Sin embargo, sobre todo las mujeres también querían verlo», recuerda Delia Nicholls. Y si alguien descubre en el título inglés de la exposición permanente -«Monanism»- la palabra «onanismo», puede estar seguro de que esa fue la intención. «MONA es la visión de una persona particular. No hay que olvidarlo», dice Nicholls.
INFORMACIÓN BÁSICA: MONA
Cómo llegar: Desde Melbourne y Sydney hay varios vuelos diarios con destino a Hobart.
Horario de apertura: Durante el invierno tasmano (de mayo a septiembre), el MONA está abierto todos los días de las 10:00 a las 17:00 horas, con excepción de los martes. En el verano (de octubre a abril) está abierto hasta las 18:00 horas.
Entrada: Los adultos que no viven en Tasmania pagan 20 dólares australianos (14 euros o 19 dólares).