Nusa Dua (Indonesia), 13 oct (dpa) – La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) puso hoy fin a la reunión anual de la institución con el Banco Mundial (BM) en la isla indonesia de Bali con un llamamiento a aumentar la cooperación internacional para enfrentar las tensiones comerciales e incertidumbres geopolíticas.
«Cooperemos todo lo que podamos», dijo en el evento Nusa Dua. «Juntos somos más fuertes», dijo Lagarde, alertando de los riesgos, especialmente para la población de los países emergentes y en desarrollo, en el caso de que estalle una nueva crisis.
Las reuniones que arrancaron el lunes y que terminan hoy, aunque el broche final se pondrá mañana domingo con una rueda de prensa, se centraron este año en las preocupaciones por los conflictos comerciales y por el aumento de la deuda en muchos países, con el foco puesto en Italia.
El mensaje de Lagarde se interpretó como sobre todo como una apelación a Estados Unidos, a raíz de las tensiones comerciales desatadas por la política proteccionista del presidente estadounidense Donald Trump, que ha impuesto aranceles a las importaciones de competidores en el mercado internacional como China o la Unión Europea.
El FMI dejó claro que ve considerables riesgos que lastrarán a la baja la economía internacional. «Las incertidumbres políticas, niveles de deuda históricos (al alza), mayores vulnerabilidades financieras y un limitado margen de actuación político financiero podrían minar aún más la confianza y las perspectivas de crecimiento», alerta el comunicado final del Comité Monetario y Financiero Internacional de la Junta de Gobernadores del Fondo Monetario Internacional (IMFC).
Sin embargo, la institución prometió actuar con rapidez para proteger el crecimiento mundial y mitigar los riesgos.
Al comienzo del encuentro anual, el FMI rebajó ligeramente sus pronósticos de crecimiento en los próximos dos años al 3,7 por ciento, el mismo nivel que en 2017, al considerar que las perspetivas anteriores del 3,9 por ciento eran demasiado optimistas.
En el comunicado, los miembros del FMI prometieron además no incurrir en devaluaciones de divisas para aumentar la competitividad de sus exportaciones, una práctica de la que Washington ha acusado reiteradamente a Pekín y algo que éste niega.
Los países miembro se comprometiron a buscar vías de reforma para mejorar la Organización Mundial del Comercio (OMC) y aumentar la confianza en el comercio internacional. «Reconocemos que la inversión y el libre comercio de bienes y servicios beneficioso para todos son claves para crear crecimiento y empleo», añade el texto.
Ya el viernes, el FMI alertó del riesgo de las tensiones comerciales, especialmente entre Estados Unidos y China y del efecto de la subida de tipos de interés en Washington para las economías asiáticas emergentes.
El FMI se mostró especialmente preocupado por los problemas que los estímulos adicionales a la economía estadounidense podrían suponer para países emergentes. La política económica de Trump y la subida de tipos de interés fortalece el dólar y encarece la deuda en dólares. La situación ya ha desatado crisis en países como Argentina o Pakistán, que han pedido ayuda al FMI.
La situación se agrava debido a la deuda China porque los créditos para impulsar su iniciativa comercial conocida como la nueva Ruta de la Seda no se regulan internacionalmente a través del Club de París, un foro informal de acreedores oficiales y países deudores.
Otro tema que preocupó especialmente durante los encuentros son los planes presupuestarios de Italia, que aunque no superan el déficit fiscal del 3 por ciento conllevan endeudamiento mayor del previsto inicialmente. La deuda total del país ascenderá al 130 por ciento del producto interno bruto (PIB), cuando las normas de disciplina fiscal de la zona euro reunidas en los criterios de Maastrich permiten sólo un máximo del 60 por ciento.
Lagarde exigió al Gobierno de Roma que se atenga a las regla. «Me gustaría recordarles a todos que cuando se forma parte de un club y se decide continuar en el club, hay que seguir las reglas de ese club». También el presidente de la asociación bancaria alemana, Hans-Walter Peters, pidió a la Comisión Europea una línea dura frente a Italia.
Por su parte, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, señaló que no es probable un pronto fin de la política monetaria flexible de la zona euro, al no haberse alcanzado aún los objetivos de inflación. Los bancos alemanes, al contrario, exigen que se ponga fin a la concesión de dinero barato. «La larga fase de tipos negativos crea verdaderos problemas», dijo Peters.
Por Georg Ismar y Michael Donhauser (dpa)