Londres, 17 sep (dpa) – «Actuar es extraño porque una mitad eres tú y la otra el papel que interpretas», dijo Jeremy Irons en una ocasión al diario británico «The Telegraph». Es difícil soltarse por completo, confesó. Y eso que Irons, que este miércoles cumple 70 años, tiene fama de vividor y rompecorazones.
Al actor británico, que ha destacado sobre todo con sus interpretaciones de personajes singulares, también disfruta yendo a contracorriente: «No me gustan las reglas, así que rompo todas las que puedo», contó al «New York Times».
Actualmente Irons vive en tres sitios distintos. Tiene una casa en Londres, una en Oxfordshire y una fortaleza irlandesa del siglo XV, llamada castillo de Kilcoe, que él mismo arregló. Por lo visto, el hecho de sentirse en casa es una necesidad para el protagonista de «La Misión» (1986).
Cuando está de gira, aporta su toque personal a las habitaciones de hotel con telas que lleva con él. «A menudo me voy de viaje con fulares que compré en Hong Kong», dijo al «New York Times». «(Están) bordados maravillosamente. Y simplemente decoro todo con ellos».
Irons nació en el seno de una familia de clase media-alta en la Isla de Wight, en el sur de Inglaterra, pero a los siete años fue enviado a un internado para niños en Dorset. Con el paso del tiempo comprendió el efecto tuvo en él «la primera noche en el internado, lejos de casa», contó recientemente.
Tras terminar el colegio probó suerte como trabajador social, pero no era lo suyo. Como la vida circense le parecía atractiva pero demasiado humilde, se vio atraído por el teatro. Se formó en la escuela de interpretación Old Vic en Bristol. «Me encantaba que pudiéramos levantarnos a las 10:00 y acostarnos a las 2:00, es decir, no estar sincronizados con los demás. Amaba los olores, amaba la actitud», recuerda de aquella época.
Irons financió su formación vendiendo antigüedades. En aquel momento se propuso como objetivo lograr el éxito como tarde cuando cumpliera 30 años. A los 33 lo consiguió finalmente, cuando en octubre de 1981 no sólo interpretó al protagonista en la serie de televisión británica «Brideshead Revisited», sino que también participó en la película «The French Lieutenant’s Woman» junto a Meryl Streep. De pronto su rostro aparecía en las portadas de los periódicos.
En la pantalla a menudo representó personajes que, al igual que él, estaban bien educados, pero también eran fríos y sofisticados. El papel del eterno caballero es recurrente a lo largo de su carrera. Posiblemente por ello, Irons sigue teniendo fama de mujeriego pese a llevar casado 40 años con la actriz irlandesa Sinéad Cusack, con la que tiene dos hijos.
En 1990 ganó el Oscar por su papel de Claus von Bülow en «Reversal of Fortune». Los escenarios y la televisión también le reportaron muchos éxitos por los que fue distinguido con un premio «Emmy» y un «Tony».
Con su papel en el «remake» de 1996 de «Lolita», basado en la novela de Vladimir Nabokov, se atrevió a pasarse a papeles más complejos. Irons causó indignación con su comentario sobre que algunas víctimas de abusos de menores lograban llevar una vida completamente feliz. «No me avergüenzo de haber hecho la película», dijo al «Telegraph».
En los siguientes años apenas trabajó en el cine y se dedicó a la restauración de su castillo. Entretanto, hace tiempo que ha vuelto al negocio.
Recientemente se subió a los escenarios del Westend londinense y de California para representar «Largo viaje hacia la noche», de Eugene O’Neill, se acaba de estrenar la cinta «An Actor Prepares», sobre un viaje entre un padre y un hijo, y el próximo año lo podremos ver en la serie de superhéroes de HBO «Watchmen», además de probablemente como el mayordomo Alfred en «The Batman» de Ben Affleck.
En su tiempo libre se relaja en su jardín, monta en moto y navega, contó al periódico «Belfast Telegraph». «A mi edad uno comienza a pensar que ya no habrá tantos veranos, así que hago lo mejor de ello.»
Por Uli Hesse (dpa)