Nueva York, 17 oct (dpa) – El enviado especial de las Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, anunció hoy sorpresivamente su dimisión tras más de cuatro años intentando resolver el conflicto en el país árabe.
Durante una sesión del Consejo de Seguridad en Nueva York, el diplomático ítalo-sueco de 71 años dijo que dejará el cargo a finales de noviembre. Su marcha responde a motivos meramente personales, aseguró.
Durante sus cuatro años y medio de trabajo ha supervisado numerosas rondas de negociaciones para intentar acercar a las partes enfrentadas en una guerra que estalló en marzo de 2011 y que ha causado ya más de 400.000 muertos. El conflicto aún continúa activo en algunas partes del país.
De Mistura fue nombrado en el cargo en julio de 2014 por el entonces secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, siendo el tercero en ese cargo desde que estallara el conflicto y siguiendo los pasos del diplomático argelino Lakhdar Brahimi y el ex secretario general de la ONU Kofi Annan.
En sus últimas semanas como enviado especial, De Mistura planea estudiar la posibilidad de que Naciones Unidas convoque una comisión constitucional para Siria, informó en Twitter la embajadora británica ante la ONU, Karen Pierce.
Sin embargo, las opciones de éxito son inciertas, pues diplomáticos llevan meses debatiendo sobre una nueva Constitución para el país, con muy pocos avances. La Constitución allanaría el camino a elecciones libres y justas supervisadas por la ONU.
Según la ONU, en la Comisión podrían estar integrados representantes del Gobierno de Al Assad, de la oposición y un grupo de expertos, líderes tribales, mujeres y representantes de la sociedad civil. Sin embargo, su creación se ha postergado ahora por las reticencias del Gobierno sirio.
Esa comisión es vista como un paso clave en el proceso para hallar una solución política a la crisis, mientras el presidente sirio Bashar al Assad está cada vez más cerca de recuperar el último feudo rebelde, en la provincia de Idlib.
Precisamente en las últimas semanas, su trabajo se centró en intentar evitar un baño de sangre en Idlib, ante la ofensiva que quiere lanzar Damasco para controlar este último bastión en manos de los rebeldes opositores en el noroeste del país.
El Gobierno sirio ha comenzado ya a hablar del regreso de los refugiados al país y de la reconstrucción, en una muestra de que está recuperando el control, pero los líderes europeos no quieren contribuir financieramente sin un acuerdo político sobre la mesa.
De Mistura fue acusado por los rebeldes de favorecer al Gobierno, pero también enfadó a Al Assad al exigir el fin de los ataques aéreos e incluso se ofreció personalmente a escoltar a los yihadistas para salir de Alepo.
Pese a la desesperante situación en el país, De Mistura nunca abandonó la esperanza de alcanzar una solución política, aunque las negociaciones en Ginebra que dirigió acababan una y otra vez en fracaso.
Paralelamente, Rusia, Turquía e Irán iniciaron un proceso de negociación, el de Astaná, para lograr avances; la tercera iniciativa de paz fue el llamado «Small Group» (pequeño grupo) integrado por Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Arabia Saudí, Egipto y Jordania, iniciativas concebidas para acompañar el proceso de la ONU pero que en ocasiones pudieron también perjudicarlo.
De Mistura nació el 25 de enero de 1947 en Estocolmo como hijo de un marqués italiano exiliado y de una aristócrata sueca. «Siempre oía mi padre decir lo difícil que es vivir lejos de tu tierra», le citó el diario «Il Piccolo». Eso le creó una fuerte empatía por los evacuados, migrantes y refugiados del mundo.
Estudió en una universidad de élite en Roma en la que también estudiaron, entre otros, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.
De Mistura asegura que se decidió por la carrear diplomática tras ver cómo moría un joven de 17 años a manos de francotiradores en Chipre, donde servía de interino para el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Desde comienzos de los años 70 ha trabajado en zonas de conflicto como Kosovo, Líbano, Irak, Sudán, Eritrea y Somalia para agencias de la ONU. También fue viceministro de Exteriores en el Gobierno de Mario Monti en Italia de finales de 2011 a 2013. Habla siete idiomas, entre ellos árabe.
Por Johannes Schmitt-Tegge y Alvise Armellini (dpa)