STUTTGART (dpa) – Una multa por mal aparcamiento se puede tomar de forma deportiva, pero ir a buscar el auto y no encontrarlo en su lugar genera un problema mucho más serio. En la mayoría de los casos hay que hacer una llamada a la policía para saber que el vehículo fue retirado por una grúa. Al enfado hay que sumar el precio.
La diferencia en precios varía de ciudad en ciudad, pero también según la empresa que retiró el vehículo. El horario también supone un extra. No es lo mismo la retirada diurna que nocturna o en día festivo, también influye el tiempo e incluso el lugar en el que se deposita el auto hasta que lo reclama su propietario.
La suerte influye, ya que el ahorro es significativo para quien llega antes de que la grúa haya empezado a hacer su trabajo. Del 50 al 60 por ciento de los costes se adjudican en cuanto parte la grúa. Si la grúa ya comenzó su trabajo antes de que el dueño llegue a su vehículo mal aparcado, debe asumir todos los costes.
Otro extra es la multa por haber infringido la ley, que es más alta si por ejemplo se aparcó en una zona en la que se impide el trabajo a un camión de bomberos u a otro vehículo de salvamento.
Pero ¿cuándo entra en acción la grúa? Más en función de la necesidad que del impedimento. También pueden ser retirados los vehículos que ocupan pasos de peatones, zonas de acceso o salida, plazas para minusválidos, paradas de autobús.
En algunos casos puede bastar una ventanilla abierta, aunque el auto esté bien aparcado, ya que un vehículo mal asegurado puede ser una molestia para la seguridad pública y el orden, por lo que puede ser retirado.
En algunos casos, dejar el número del teléfono celular bien visible puede impedir que el coche sea retirado. «Pero eso siempre es posible si el conductor se encuentra cerca del vehículo y puede llegar a rectificar su posición en el plazo de cinco minutos», dice Volker Lempp, abogado del ACE, el club del automóvil europeo.
Y por cierto, aún en el caso de que el coche esté aparcado correctamente puede llegar a ser retirado por la grúa. Por ejemplo, porque se ha ido de vacaciones y en esa zona donde aparcó hay una obra o un evento que prohíbe estacionar. El dueño tiene que asegurarse de que el vehículo pueda ser cambiado de sitio, si es necesario. Sin embargo, debe estar así señalizado. Los juzgados, en estos casos, suelen dar plazos de entre dos y cuatro días.
Por Thomas Mendle