Pekín, 5 abr (dpa) – China se mostró hoy convencida de que en caso de una guerra comercial con Estados Unidos saldrá victoriosa, según un comentario del órgano del partido, el «Diario del Pueblo», aunque algunas fuentes apuntan que Pekín podría estar dispuesto a hacer concesiones a Washington.
«La economía estadounidense recibirá un duro golpe si pierde el mayor mercado mundial de consumo del mundo en China», asegura el «Diario del Pueblo», cuyos artículos de opinón suelen considerarse como una postura oficial del Gobierno.
En medio de las tensiones comerciales entre las dos mayores economías del mundo, el grande ya no puede extorsionar al más pequeño, sino «que es un juego entre dos gigantes globales», destaca el diario.
El rápido crecimiento de China ha inclinado la balanza cada vez más en favor de la economía china, señala el editorial, titulado: «En esta guerra comercial China tiene el valor para ganar».
El conflicto comercial entre China y Estados Unidos escaló los últimos días con la imposición por parte de Washington de aranceles de un 25 por ciento a productos chinos por valor de 50.000 millones de dólares, a lo que siguió una respuesta equivalente de Pekín para gravar importaciones de materias primas y manufacturas.
Trump justifica sus aumentos de aranceles con el elevado déficit comercial de Estados Unidos. Justo hoy el Gobierno dio a conocer que el déficit comercial del país subió considerablemente en febrero, hasta alcanzar el máximo desde octubre de 2008. El mes pasado creció 900 millones de dólares, hasta situarse en 57.600 millones de dólares (46.900 millones de euros).
Como reacción al anuncio de aranceles de Estados Unidos, China activó formalmente al tribunal arbitral de la Organización Mundial del Comercio (OMC), pues considera que Washington está violando los principios del organismo.
Sin embargo, parece que desde ambas partes podría haber señales de distensión.
El nuevo asesor económico de Trump, Larry Kudlow, dijo el miércoles que es posible que las sanciones no sean implementadas, al afirmar que el presidente estadounidense es partidario del libre comercio y quiere resolver los problemas con China de la manera menos dañina posible. Hoy, añadió que el objetivo de Estados Unidos es el crecimiento. «Si se bajan las barreras y se cumplen las reglas, ambas partes se beneficiarían», afirmó.
Los aranceles anunciados por Washington entrarán en vigor como pronto en junio. La portavoz de Trump, Sarah Sanders, evitó responder si las tasas entrarán en vigencia en cualquier caso y explicó que Estados Unidos espera que China cambie su política comercial. «Esperemos que China haga lo correcto», dijo Sanders.
Fuentes diplomáticas en Pekín consideran que China podría ofrecer concesiones en los próximos meses, como un mayor acceso a los mercados o menores aranceles. El Gobierno chino también podría eliminar la obligación de que las compañías estadounidenses que quieran fabricar en China se asocien con compañías locales, lo que permite a éstas obtener tecnología extranjera.
Según explicó la fuente a dpa, el Gobierno chino ya estaba dispuesto a ofrecer concesiones parecidas cuando en marzo viajó a Washington Liu He, asesor económico del presidente chino Xi Jinping y ahora viceprimer ministro. Sin embargo, Estados Unidos se negó entonces a negociar con él.
Los nuevos aranceles anunciados por Estados Unidos se dirigen sobre todo a la industria china de alta tecnología, entre otros la construcción de maquinaria, el sector de la comunicación e información o el aeroespacial.
El Gobierno de Trump alega que son una respuesta a las infracciones chinas sobre los derechos de propiedad intelectual y la obligatoriedad para las empresas estadounidenses en China de compartir su tecnología con compañías locales.
Por su parte, las tasas anunciadas por Pekín afectan principalmente al Estados Unidos rural, que votó mayoritariamente al presidente Donald Trump. Se ven afectados sobre todo la soja, los automóviles, la carne vacuna y los productos de las industrias químicas y aeronáuticas estadounidenses.
La escalada del conflicto comercial preocupa a los diplomáticos extranjeros en Pekín, que temen que la situación desemboque en una verdadera guerra comercial si las partes no consiguen llegar a un acuerdo en los próximos dos meses.
Según algunas fuentes, a las empresas europeas que operan en China también les preocupa el robo de propiedad intelectual y la obligatoriedad de transferir tecnología, aunque no están de acuerdo con las medidas de Trump y prefieren que haya una negociacción mediada por la OMC.
Por Martin Bialecki y Andreas Landwehr (dpa)