Pekín, 15 nov (dpa) – El nuevo líder de China, Xi Jinping, sorprendió hoy al anunciar la abolición de los campos de trabajo y dar el pistoletazo de salida a una lenta flexibilización de la política familiar de un hijo. Ambas reformas eran reclamadas desde hace tiempo y han obtenido de forma espontánea la aprobación tanto en China como en el resto del mundo.
Sin embargo los expertos advierten que con estas medidas no se pone fin a los abusos e injusticias con la imposición de una estricta política familiar. Además, el anuncio de la abolición de la «reeducación a través del trabajo» arroja todavía muchos interrogantes. Falta un calendario. Además habrá que elaborar nuevas leyes para acabar con el sistema de campos de trabajo.
Los planes son una reacción tanto al creciente descontento en la población sobre las injusticias en estos campos, como una forma también de acallar las críticas internacionales. No hay nada que se critique más de China que estos centros. En octubre, el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidos en Ginebra volvió a denunciar en Ginebra esta práctica. Además, China estaba obligada a desmantelar estos centros si quiere ratificar el acuerdo firmado con la ONU sobre derechos civiles que data de 1976.
Criminales, alborotadores o críticos del régimen comunista pueden pasar hasta cuatro años en un campo de trabajo sin un proceso judicial previo y sin consultar a un abogado. El sistema creado en 1957 se denominó, «Laojiao», «reeducación a través del trabajo».
Y en muchas ocasiones se trata de una cuestión de codicia, pues es muy frecuente encontrar campos en los que se trabajan diez horas al día, siete días a la semana. Y también se registran abusos graves. Hasta la fecha nadie sabe cuántos miembros de la secta Falun Gong han muerto en estos centros.
Con la abolición de este sistema injusto el presidente Xi Jinping muestra de repente una faceta más liberal, pero esa impresión es engañosa, tal como se desprende de sus declaraciones en la reunión del Comité Central para el Control de Internet y de los microblogueros. El «hombre fuerte» se lamentó de las nuevas posibilidades técnicas que permiten vía mensajes breves y medios sociales movilivizar a la sociedad.
Hay que mantener en jaque la propagación de informaciones y preservar la soberanía de la opinión para defender la estabilidad y la seguridad del Estado y por ello se entiende afianzar el poder del Partido Comunista.
«A pesar de la abolición de los campos de trabajo, la flexibilización de la política de un hijo y otras señales alentadoras, no hay una política de liberalización a la vista», dijo hoy en Berlín Sebastian Heilmann, director del recientemente inaugurado Mercator Instituts for China Studies (MERICS). «Al contrario, el control de Internet se reforzará», agregó.
La arbitrariedad estatal y el hecho de que los ciudadanos chinos estén privados de sus derechos siguen siendo un problema en el tema de la política familiar. «China tal vez flexibilice el número de hijos que una pareja puede tener, pero el sistema en sí, que viola los derechos de reproducción y la posibilidad de elegir sigue sin tocarse», señala la investigadora Maya Wang de Human Rights Watch.
La política de un hijo en China ha preservado los recursos del país y ha impedido una explosión de la población, pero las consecuencias hoy en día son problemáticas. El envejecimiento de la población aumenta de forma acelerada y hay un claro superávit de hombres. En algunas zonas incluso nacen 130 varones por cada cien niñas. Muchos hombre no consiguen una mujer. Los expertos además alerta de una falta de mano de obra en un futuro próximo.
Por Andreas Landwehr