Santiago de Chile, 20 dic (dpa) – La política chilena giró este año hacia la izquierda luego de tres años de movilizaciones que acabaron por instalar a dirigentes estudiantiles y sociales en el Congreso, que asumirá funciones desde marzo de 2014 junto a la nueva presidenta, la socialista Michelle Bachelet.
Tras 25 años de desarrollo neoliberal, amplios sectores comenzaron a cuestionar en la academia y en las calles la inequidad que sufre el país, donde el uno por ciento más rico acapara un tercio de los ingresos, según cifras oficiales.
En ese espíritu, dirigentes estudiantiles como Camila Vallejo y Giorgio Jackson, diputados electos en los comicios de noviembre, aseguraron que trabajarán con un pie en la calle y otro en las instituciones una vez que ingresen al parlamento, para exigir el cumplimiento de las promesas de campaña.
Sus palabras, aunque criticadas inicialmente, fueron recogidas al final por sectores cercanos a Bachelet, como el ex presidente de la Cámara Baja, el hoy senador electo Carlos Montes. «Todos debemos trabajar más con la ciudadanía».
El giro a la izquierda de la sociedad chilena, que se acentuó durante los últimos meses del gobierno de derecha de Sebastián Piñera, quedó también patente en el retroceso del oficialismo en las urnas: desde 2014 tendrá minoría en ambas cámaras del Congreso, sin capacidad de negociar diversas leyes.
Pero no sólo en los salones políticos hubo un giro a la izquierda, sino que éste también quedó reflejado en las direcciones de los propios movimientos sociales y estudiantiles.
Por una parte, se consolidó el movimiento a favor de una Asamblea Constituyente, encabezado por Javiera Parada, ex asesora de Bachelet, quien aseguró que «es posible cambiarle el rostro al país» y reformar la Constitución, tras lograr que un diez por ciento de los electores del balotaje escribieran AC (Asamblea Constituyente) en sus votos.
Por otro lado, los movimientos estudiantiles vieron el ascenso de sectores anarquistas y trotskistas en sus filas, como no ocurría desde hace 90 años.
«Va a haber movilizaciones», dijo aún antes de cualquier diálogo la recién elegida presidenta anarquista de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, Melissa Sepúlveda.
De hecho los estudiantes, que días atrás ocuparon el comando de Bachelet, ya anunciaron una protesta para el 22 de marzo, apenas once días después de que asuma su nuevo mandato.
Bachelet prometió que el cambio interno también se desplegará en la política exterior, privilegiando un diálogo más político y menos comercial con América Latina.
Sus palabras fueron en general bien recibidas, aunque también hubo quien expresó sus dudas. Entre ellos el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien señaló que aún está por verse si Bachelet hará realmente un gobierno socialista.
Por Mauricio Weibel