Berlín (dpa) – Los dioses necesitan protección contra el polvo. Y sensores contra sacudidas muy fuertes. Las figuras divinas se encuentran protegidas de la obra que se lleva a cabo en uno de los museos más famosos de Alemania, el Museo de Pérgamo en Berlín.
Desde hace seis años se trabaja a fondo en la restauración del edificio construido entre 1910 y 1930.
Hace poco se celebró en el primer tramo de la obra su coronación, una ceremonia que consiste en marcar la finalización de la estructura de un edificio. Sin embargo, aún faltan cuatro años para la inauguración, quizá incluso seis. Esto dependerá en parte de los desafíos que plantee la obra.
En tanto, la lucha rebosante de fuerza de Zeus y otros dioses contra los gigantes terrestres representada en el famoso friso del altar griego de Pérgamo seguirá oculta tras la pared protectora conformada por grandes planchas de metal.
El Museo de Pérgamo es uno de los pocos que atrae anualmente a más de un millón de visitantes en Alemania.
Debido a los trabajos de restauración, actualmente sus visitantes acceden sólo a una parte del enorme complejo. Esto es compensado en parte desde fines de 2018 con una construcción temporaria ubicada enfrente, en diagonal, y que alberga algunos de sus exponentes.
En la zona de construcción A es apenas posible adivinar algo de los dioses griegos o del arte islámico. Aquí predominan actualmente las paredes nuevas, las roturas y las estructuras para futuras escaleras junto a datos más bien marciales: 700 toneladas de acero para estructuras y puntales.
Sobre todo ello hay un techo de 7.000 metros cuadrados para proteger la construcción del clima, debajo del cual se está montando otro techo de 2.500 metros cuadrados que deja pasar la luz.
«Es una obra de alta complejidad», destaca Petra Wesseler, responsable de los trabajos como presidenta de la Oficina Federal de Construcción y Planificación Territorial. El edificio contará en el futuro con las tecnologías más modernas para museos.
«Hay que hacer intervenciones enormes para poder estar a la altura de la tecnología y los flujos de visitantes», dice. Wesseler afirma esto delante de un nuevo foso, recientemente construido en el sótano, que tiene como fin albergar en el futuro un sistema de ventilación y otras tecnologías para el edificio de casi 38.000 metros cuadrados.
Allí abajo Hermann Parzinger, responsable de los museos estatales en Berlín como presidente de la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano, habla del planeado «paseo arqueológico».
La idea es que este paseo abarque toda la Isla de los Museos («Museusminsel») de Berlín, declarada patrimonio mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y que sirva de enlace entre todos los edificios de uno de los complejos de museos más importantes del mundo.
«Será algo único», se entusiasma Parzinger. El paseo, que contará con mucha luz solar gracias a que se colocarán techos de vidrio entre los museos, no sólo unirá los edificios, sino que servirá también como «espacio para exposiciones basadas en temas comunes y que abarquen varias colecciones».
Ahora el recorrido sigue hacia arriba del todo. Aquí se renuevan los techos de vidrio que cubren los distintos salones de exposiciones. La idea es que el techo traslúcido refleje el curso de la luz diurna, pero que a su vez pueda ofrecer cuando oscurece una buena iluminación con ayuda de luz artificial.
Más allá, en la sala que alberga la Puerta del Mercado de Mileto y que forma parte de la próxima zona de construcción B, aún se ve poco cuando baja la luz del día.
Para la nueva sala que albergará la colosal Fachada de Mushatta, la fachada recubierta de relieves perteneciente a un palacio del desierto jordano del siglo VIII, tuvieron que derribarse paredes portantes y construirse nuevas.
La fachada, considerada un monumento histórico, es sostenida actualmente por enormes construcciones de acero. «Tratamos de renovar protegiendo lo más posible el patrimonio», asegura Wesseler.
En cuanto a los costos, Wesseler y Parzinger creen que todo se desarrolla según lo planeado. Desde que las autoridades anunciaron en 2016 un aumento de los costos previstos inicialmente para el primer tramo de la obra de 261 millones a 477 millones de euros (292 a 534 millones de dólares), la cifra se mantuvo sin alteraciones.
Pero, ¿cuándo podrán volver los visitantes al altar de Pérgamo? Se prevé que a mediados de 2023. Wesseler apunta, sin embargo, a que aun podrían surgir «muchos riesgos e imprevistos». «Por eso, para ser serios, hay que calcular 19 meses más por las dudas», explica.
Es decir, que aún no hay una fecha concreta. «Será en algún momento entre mediados de 2023 y principios de 2025», calcula. Los dioses de Pérgamo que se esconden detrás de la pared protectora datan del siglo dos antes de Cristo. De seguro que sabrán esperar.
Por Gerd Roth (dpa)
Foto: Hubert Link/Zentralbild/dpa