Barcelona, 26 oct (dpa) – En su primer clásico como azulgrana, Neymar puso la alegría y la samba. Del brasileño fue el gol que abrió el marcador, desinfló al Real Madrid y dio respiro al Barcelona. Suya fue también la banda izquierda, la de mayor actividad del equipo del Tata Martino. Y suya fue también la ovación de la noche: el Camp Nou se rindió a su nueva joya.
«Estoy muy feliz por haber marcado y haber ayudado al Barcelona», dijo ya duchado Neymar, gorra verde manzana puesta al revés, manos en los bolsillos y sonrisa permanente pero tímida.
«Yo me sentí muy bien, pero lo más importante es que jugamos bien, sabiendo defender y atacar», añadió el delantero, empeñado en compartir los éxitos.
Activo como ningún otro jugador, muy por encima de las revoluciones de Lionel Messi y de todos sus compañeros, Neymar se había estrenado en el clásico, su primer gran test ante su nueva hinchada, siguiendo la tradición de los delanteros brasileños en el Camp Nou: con una victoria azulgrana.
Aunque el triunfo (2-1) no fuera tan contundente como el firmado por el Barcelona en el debut de Romario en un clásico (5-0). Ni siquiera cercano al que protagonizaron Rivaldo y Ronaldinho, cada cual en su época, cuando afrontaron su primer gran partido ante el Madrid (ambos 3-0). Pero su gol, una muestra de calidad y madurez, reafirmó el liderato del Barcelona al frente de la Liga y amplió a seis la ventaja sobre el Madrid, que nunca encontró la fórmula para frenar al escurridizo y modesto brasileño.
«El gol fue importante, tanto el mío como el de Alexis, pero lo decisivo fue cómo jugó el equipo», aseveró Neymar cuando se le preguntó si tenía la sensación de que gol había resultado clave en la victoria del Barcelona, tal y como sugirió Xavi.
«El gol de Neymar nos ha dado mucho confianza porque, en el clásico, avanzarte es casi un 60 o 70 por ciento de la victoria», aseguró el centrocampista catalán.
Ante la apatía casi generalizada, Neymar puso color al encuentro. Amo de la banda izquierda, el delantero brasileño fue el mejor aliado para los pases del revitalizado Iniesta y una pesadilla para Sergio Ramos y Daniel Carvajal. A pesar de su experiencia, Ramos sólo pudo responder con un codazo castigado con amarilla ante un sombrero de Neymar, que dejó en evidencia al internacional español. El delantero brasileño ofreció al Barcelona las armas que menos figuran en el manual de juego azulgrana: verticalidad y regate para compensar el toque y la horizontalidad de sus compañeros. También, puntería frente al arco, justo lo que había solicitado Martino en la previa del clásico.
«Neymar jugó un buen partido, aunque jugó otros mejor, pero la trascendencia del de hoy y el gol que ha hecho elevan la visión», contemporizó el entrenador del Barcelona. Aunque en ocasiones le costó leer las intenciones de Messi, incluso las de Xavi y de Iniesta, el 11 azulgrana pescó al vuelo la excelente diagonal que el manchego se inventó en el minuto 18 del encuentro, controló la pelota con su pierna izquierda, levantó la cabeza y con un chut no demasiado fuerte pero bien colocado batió a Diego López, después de que la pelota tocara en Carvajal. Cuando el balón se coló en la portería blanca, Neymar exhibió una sonrisa de oreja a oreja, dio una vuelta sobre sí mismo en lugar de sambar y se fue corriendo a abrazar al apagado Messi, a quien tanta admiración profesa, y a Iniesta, su mejor abastecedor.
«Poco a poco, me voy soltando», reconoció después Neymar, casi avergonzado, al ser preguntado por ese baile que Dani Alves no duda en interpretar. El gol, providencial para el Barcelona, confirmó los presagios del delantero brasileño: como Martino con la alineación, creía desde hacía varios días que marcaría en su primer clásico. Así lo había anunciado el pasado jueves, cuando con su grupo de amigos, se presentó en el salón de un famoso estilista barcelonés y pidió un nuevo corte de pelo para afrontar su primer encuentro ante el Madrid y celebrar, después, su primer gol en el gran partido de la Liga española. Neymar tenía un dato a su favor: su acierto goleador en el Camp Nou. Había marcado ante la Real Sociedad y el Valladolid, los dos últimos partidos de Liga. Frente al Madrid, enlazó el tercero.
«Lo difícil es estar lejos de la familia, lo fácil, jugar con estos grandes jugadores», concluyó Neymar, con una gran sonrisa, antes de salir corriendo a celebrar su primer clásico y su primer gran éxito con los suyos.
Por Noelia Román