Múnich, 30 jun (dpa) – Oro y plata, terciopelo y objetos de gran valor: tras diez años de saneamiento, el ala real de la Residencia de Múnich brilla con nuevo esplendor.
Las famosas salas de los nibelungos, los apartamentos reales y el museo de la Residencia -antiguo palacio de los reyes de Baviera- pueden ser visitados nuevamente por el público tras la ceremonia de reapertura el viernes, que contó con la presencia del jefe del gobierno regional bávaro, Markus Söder.
Leo von Klenze construyó el palacio en estilo clasicista entre 1826 y 1835 por encargo del rey bávaro Luis I. En el marco de las obras de remodelación se modernizaron las instalaciones técnicas y se sanearon la fachada y valiosos frescos.
El museo de la Residencia también cuenta con nuevas salas y presenta en cuatro pisos la colección de tesoros de las cámaras de plata y porcelana de la familia Wittelsbach así como valiosas miniaturas.
Los expertos se concentraron especialmente en restaurar los frescos de las salas de los nibelungos, que representan escenas de esta epopeya de la mitología germana.
Según datos de la administración bávara de palacios, se trata de una obra cumbre de los «nazarenos», una asociación de pintores del siglo XIX. También los apartamentos reales con su exhuberante decoración fueron saneados, así como la ostentosa sala del trono de la reina, cuyas paredes están decoradas con oro.
Según la citada oficina bávara, la Residencia de Múnich es considerada el mayor complejo de palacios urbanos de Alemania. Anteriormente, en el lugar existía un modesto castillo erigido en 1385, que fue paulatinamente ampliado y que con el paso del tiempo se convirtió en un importante centro político y cultural en Baviera.