(dpa) – Mientras el coronavirus sigue causando estragos en todo el mundo, una panadería de la ciudad de Ho Chi Minh atrae a enormes multitudes gracias a su original forma de ayudar a los fruticultores en apuros del sur de Vietnam, cuyo comercio ha sido duramente castigado por el virus.
El pan con fruta del dragón tiene una miga de color rosa y la corteza moteada con semillas negras. No sólo es visualmente atractivo sino que ayuda también a los agricultores vietnamitas, quienes vieron caer los precios en picado y corren el riesgo de que se echen a perder enormes cantidades de frutos.
Kao Sieu Luc, director general de la panadería ABC, declaró en medios de comunicación locales que vendió «entre 5.000 y 6.000 baguettes en cinco días» y que para su elaboración compró diariamente una tonelada de fruta del dragón.
Debido a la excelente acogida que tuvo el producto, hubo que instalar carriles de espera al estilo de los aeropuertos para gestionar el acceso de los clientes al mostrador.
El pan rosado cumple las expectativas tanto de los aficionados a Instagram como de los amantes de la gastronomía. ¿Sus características? Tiene un sabor algo más dulce pero muy similar al del pan normal, aparte de unas suaves ráfagas de sabor ácido cuando uno muerde las diminutas semillas de la fruta del dragón.
El establecimiento vende también panecillos con relleno de coco, taro o queso fundido.
Khoi Pham, un crítico gastronómico de Ho Chi Minh, cree que la enorme demanda de pan de fruta del dragón puede atribuirse a la coyuntura de varios factores, además de al ingenio de su creador.
«Es una de esas historias que te hacen sentir bien», dice, y comienza explicando que Kao Sieu Luc, fundador de ABC e inventor del pan de rescate rosado, es un empresario hecho a sí mismo que empezó de cero y hoy es dueño de una exitosa cadena de panaderías.
A continuación, refiere cómo una vez que se dieron a conocer los primeros casos de Covid-19 los acontecimientos se sucedieron a velocidad de vértigo: el pánico, la compra impulsiva de mascarillas en las farmacias, la desconfianza hacia la gente que regresaba de China, las toneladas de frutas -también las del dragón- pudriéndose en los pasos fronterizos.
«Ver y escuchar en los medios cómo va en caída libre la economía del país sin poder hacer nada para evitarlo generó una sensación de impotencia colectiva», explica Khoi.
Así, la producción de un pan con fruta del dragón parece la iniciativa perfecta para ayudar a aliviar la situación. «Es sencillo, claramente vietnamita y además delicioso», afirma. Y lo más importante, «una forma de ayudar a los agricultores que corren el riesgo de arruinarse si se detiene la exportación de sus productos».
Cuando el pan de rescate rosa apareció por primera vez, los clientes hicieron cola durante horas para comprarlo. Pero las filas frente a la tienda se han reducido en los últimos días a medida que siguen apareciendo casos de infectados por el coronavirus en Ho Chi Minh. Aun así, el pan sigue siendo una muestra simbólica de solidaridad en un momento de inquietud internacional.