Por Monika Hillemacher (dpa) – Después de las comilonas entre Nochebuena y Nochevieja, la gente generalmente se siente asustada. El volumen de la panza tensa la camisa y el pantalón, la báscula señala un aumento de peso de algunos kilogramos. La decisión está clara: hay que eliminar la grasa antes de que se almacene en el cuerpo de forma duradera. ¿Qué hacer? ¿Renunciar totalmente a las comidas ricas o seguir una dieta absoluta? Es más fácil disfrutar de una comida más ligera. El lema es comer menos grasa, más proteínas, mucha verdura y menos azúcar.
La nutricionista y autora de libros sobre nutrición Marion Grillparzer recomienda como primer paso eliminar las grasas animales y sustituirlas por otros alimentos ricos en proteínas. «Nada de carne, salchichas, asados o natillas», dice la experta. En su lugar recomienda el pescado o el tofú como fuente abundante de proteínas.
También las sopas de verduras llenan durante mucho tiempo y saben bien. «Estimulan el metabolismo, suministran muchos nutrientes por cada caloría y dan calor», explica Grillpatzer. En la sopa deben meterse verduras y legumbres que durante el invierno se pueden comprar frescos o se pueden almacenar: zanahorias, apio, puerro, pastinaca, col de Bruselas, colinabo, repollo blanco o col de Milán. Legumbres clásicos como las alubias y las lentejas aumentan la ingestión de proteínas. Grillpatzer recomienda como suplemento el tofu o su hermana todavía poco conocida: el altramuz.
El chef Siegfrid Wintgen utiliza verduras de invierno para preparar un gulasch de calabaza con puré de pastinaca: cortar en cuadraditos un kilogramo de calabaza, cocer al dente en un caldo de verdura con cáscara y pipas de calabaza, espesar con almidón de patatas y condimentar con cayena y sal. Para el puré, el chef cuece cuatro patatas, dora en aceite de avellana cuatro pastinacas, las rehoga en caldo de verdura y después pasa todo por el pasapuré. Sazonar con sal y agregar al final perejil. «En vez de pastinacas también se puede utilizar raíces de perejil. Este plato sale bien con cualquier calabaza», asegura Wintgen.
Otro rico contraste con la comida dulce navideña es una sopa picante de pastinaca, nabo, puerro, alubias rojas o blancas, cebolla y chile. A sazonar con sal, comino y ralladura de limón. Se acompaña muy bien con un sustancioso pan de fermentación natural.
Inmediatamente después de los días festivos a la mayoría de la gente ya no se le apetece comer cosas dulces o grasosas. Aun así, les resulta difícil cambiar a una comida más ligera porque en la mesa sigue la bandeja con galletas navideñas y en el frigorífico están los sobrantes del pavo asado. «¡Fuera con estas tentaciones. A volver a la normalidad!» es el lema de Nadine Röwe, redactora del servicio de información para consumidores «aid». Su programa antigrasa comienza ya antes de los días festivos: «Hay que calcular las cantidades adecuadas al cocinar para que queden menos restos que después hay que comer».
Para Röwe, la comida ligera debe tener un mayor contenido de proteínas, «que llena mejor que los hidratos de carbono y la grasa». Además de leche desnatada, ella pone en la mesa yogur natural y requesón desnatado que, diluidos con agua, también permiten bajar la cantidad de calorías de postres cremosos. El café de la tarde no se toma con tarta de nata sino con pastel de fruta.
Para reducir la ingesta de calorías después de los días festivos también conviene utilizar, para las salsas por ejemplo, crema fresca y ligera o crema ácida en vez de nata montada. Un vaso de agua antes de la comida reduce el hambre. Una sopa ligera para comenzar genera una primera sensación de saciedad. Para los platos principales, Röwe utiliza en lo posible productos elaborados con harina integral, porque «estos llenan más rápidamente y durante más tiempo y disminuyen las ganas de comer algo dulce». Las nueces pueden ser un ingrediente crujiente de la ensalada. Mezcladas con yogur natural pueden servir como un entremés ligero. En las comidas las nueces se deben utilizar moderadamente. De lo contrario, la cantidad de calorías vuelve a subir rápidamente. «Un puñado es suficiente», dice Röwe.
Marion Grillpanzer prepara para el desayuno después de los días festivos un batido de fruta y verdura: en una batidora mezcla manzanas, plátanos y brócoli con verduras de invierno como espinaca, acelga, rapónchigo o escarola. «Después de tomar esta bebida, el cuerpo siente que ha recibido lo que necesita», asegura la nutricionista. Y rápidamente se olvidan las comilonas de los días festivos.