(dpa) – Caminar solo o con amigos durante días por las montañas nepalesas del Himalaya ya es parte del pasado. Desde el 1 de abril, los turistas solo pueden hacer senderismo y disfrutar del panorama montañoso con un guía de montaña local o un porteador de una empresa de trekking registrada en el Gobierno.
Así lo ha decidido recientemente la Junta de Turismo de Nepal, organización formada por representantes del Gobierno y del sector turístico. Su objetivo: mejorar la seguridad de los excursionistas y crear puestos de trabajo para la población local.
La escalada de montañas en solitario ahora solo es posible en las montañas más altas de Nepal para aquellos que, a diferencia de los senderistas, viajan con un equipo más complejo, como piquetas, crampones, cuerdas, escaleras de cuerda y, a veces, botellas de oxígeno. En estas altas montañas, entre ellas la más alta del mundo, el Everest, de 8849 metros, y en otros siete ochomiles, se aplican reglas diferentes.
Al comentar la nueva norma, un portavoz de la Junta de Turismo explicó que la presencia de un guía local ayuda a garantizar que los excursionistas sean rescatados más rápidamente en caso de emergencia. Muchas rutas de senderismo del Himalaya son de difícil acceso, sin carreteras, comunicaciones ni asentamientos humanos cercanos. Por este motivo, un rescate puede llevar horas o incluso días.
La Policía afirma que tiene constancia de la desaparición en el Himalaya de entre siete y ocho excursionistas al año, al menos en tiempos normales, antes de las restricciones de la pandemia de coronavirus. Las denuncias de desaparición proceden de familiares, amigos o embajadas. Sin embargo, el inspector de la Policía estima que hay más casos al año porque algunos también se registran ante otras autoridades. La Junta de Turismo calcula que debe haber entre 40 y 50 personas desaparecidas al año. Sin embargo, nadie tiene cifras exactas.
¿Por qué desaparecen excursionistas en el Himalaya? El presidente de la asociación que agrupa a las agencias de senderismo de Nepal, Nilhari Bastola, afirma: «La mayoría de las personas que perecieron o desaparecieron mientras hacían senderismo son las que iban solas, sin guía de montaña y sin conocer el terreno. Estas tragedias podrían haberse evitado con un guía de montaña local».
La Junta de Turismo, la Policía y las agencias de senderismo enumeran los peligros: las rutas de senderismo suelen ser remotas y a veces difíciles, en la zona hay animales salvajes como tigres, osos, leopardos y lobos… y también puede haber delincuentes. Según las entidades, no siempre está claro cómo o por qué desaparecen los senderistas y, además, en las zonas más altas, muchos se adaptan mal a la altura o pierden la orientación ante las fuertes nevadas.
Con la nueva reglamentación, los nepaleses esperan ahora más oportunidades de trabajo para miles de guías de montaña y porteadores que han sufrido mucho con la caída del turismo mundial vinculada a la pandemia de coronavirus. En el país, los ingresos medios no llegan a 150 euros (aproximadamente 160 dólares) al mes.
No todos están de acuerdo con esta restricción. El periódico «The Kathmandu Post», por ejemplo, escribió en un editorial: «A muchos viajeros que hacen trekking en solitario les encanta explorar el país a su ritmo y a su manera. Si tienen que llevar un guía, la experiencia puede dejar de ser una aventura». En el texto se argumenta además que Nepal también se ha consolidado como un destino de aventura asequible, y que ahora se está encareciendo.
Sin embargo, para ciertos amantes de la aventura, Nepal siempre ha sido caro. Según calculó el escalador y bloguero estadounidense Alan Arnette, los que quieren subir a la cima del Everest suelen pagar unos 40.000 euros. Esto incluye el permiso de escalada del Ministerio de Turismo, que cuesta 11.000 dólares en la temporada alta de primavera. A ello hay que añadir el equipo, las botellas de oxígeno, los vuelos nacionales, la comida y un equipo local de ayudantes que guían la ruta, llevan el equipaje y cocinan.
También en las altas montañas nevadas desaparecen personas. Allí, sus posibilidades de sobrevivir suelen ser mucho menores que las de los excursionistas a menor altitud, sobre todo si no se les rescata con rapidez, afirma el escalador y experto en el Himalaya Khimlal Gautam. Cuando los excursionistas desaparecen en la llamada zona de la muerte, a más de 8000 metros, donde el cuerpo humano se debilita rápidamente y no puede recuperarse, la probabilidad de supervivencia es nula al cabo de unas horas o días, afirma Gautam. Además, añade, existen riesgos como las grietas, las avalanchas, la caída de trozos de hielo, la muerte por congelación y el mal de altura.
Gautam subraya, sin embargo, que últimamente es más fácil escalar montañas. Así lo confirma también un estudio publicado en la revista científica «PLOS One» en 2020 en relación con el monte Everest. Según el estudio, quien quiera escalarlo por primera vez durante la temporada alta tiene hoy en día el doble de posibilidades de éxito que hace unos 20 años. Al mismo tiempo, la tasa de mortalidad se ha mantenido prácticamente invariable.
Según Raymond Huey, coautor del estudio y profesor de la Universidad de Washington (Estados Unidos), entre las posibles razones se encuentran la mejora de las previsiones meteorológicas, que permite encontrar buenos momentos para avanzar hacia la cumbre. Además, los montañistas utilizan más botellas de oxígeno, incluso a menor altitud, y en las rutas habituales hay más cuerdas ancladas. Y la mayor experiencia de los equipos locales de ayudantes también ayuda.
Por Roshan Sedhai y Anne-Sophie Galli (dpa)