GAINESVILLE/BOSTON (dpa) – Una vez, Tim Montgomery tuvo todo lo que un atleta podía soñar: era el récordman de los 100 metros lisos, millonario y novio de Marion Jones. Después de que su vida ideal explotara con escándalos de doping, blanqueo de dinero, tráfico de drogas y cárcel, el estadounidense vive ahora el comienzo de una nueva vida. Y parece más feliz que nunca.
Sus pasos parecen suaves y potentes al mismo tiempo. Cuando Montgomery arranca no cuesta adivinar que una vez fue el hombre más rápido del mundo. A pesar de sus 38 años, el estadounidense se escapa rápidamente en la pista de los niños y adolescentes a los que entrena en un instituto de Gainesville, en el norte de Florida.
«No puede retroceder en el tiempo, pero puede ayudar a sus alumnos a alcanzar sus metas. Y eso le hace feliz», señala su mujer, Jamalee.
El estadounidense sigue de cerca los sprints de sus atletas y les alienta con sus palabras. Su programa se llama NUMA, «Never Underestimate My Ability» (en castellano, nunca subestimes mi habilidad).
En total, tiene a sus órdenes 80 corredores de entre siete y 16 años que esperan mejorar al lado de Montgomery.
El ahora profesor pasó a la historia el 14 de septiembre de 2002, cuando corrió los 100 metros lisos en París en 9,78 segundos. Fue una centésima más rápido que su compatriota y máximo rival, Maurice Green, en una carrera que «Sports Illustrated» bautizó como «la carrera de su vida».
«Mi meta siempre fue ser el mejor. Y siempre hice lo que tenía que hacer para lograrlo», dijo aún en el estadio aquel día.
Con el récord llegaron la fama y la fortuna. En su mejor momento, Montgomery tenía 1,2 millones de dólares en su cuenta, ocho coches en su garaje, un reloj de 18.000 dólares en la muñeca y a la mujer del momento en Estados Unidos, Marion Jones, como novia. Vivía a velocidad máxima y no había signos de que algo pudiera frenarlo.
Sin embargo, cinco años después ya lo había perdido todo. Al igual que Jones, con la que tuvo un hijo, Montgomery fue cazado en la Operación Balco.
Pese a que jamás dio positivo por doping, el atleta fue sancionado por la Corte Arbitral del Deporte (CAS) en 2005 con dos años de suspendión. Montgomery anunció inmediatamente el final de su carrera y en noviembre de 2008 admitió haber tomado testosterona y hormona del crecimiento entre febrero de 2000 y junio de 2001.
«Tenía el talento para correr en 9,92 o 9,8 segundos, pero quería tener la capacidad para batir el récord de Maurice Greene. Y para tener esa capacidad había que tomar algo», dijo.
Después de su carrera como atleta, Montgomery se dedicó al «dinero rápido» y se vio envuelto junto al ex entrenador Steve Riddick en un fraude de cheques por valor de 1,7 millones de dólares.
El estadounidense reconoció en 2007 haber participado en dos operaciones de lavado de dinero y el 16 de mayo de 2008 fue condenado a 46 meses de cárcel. Su pareja entonces, Marion Jones, también fue hallada culpable de delitos de blanqueo y pasó seis meses en prisión.
Antes de dormir entre rejas, fue cazado con heroína en el estado de Virginia. Cinco años más de condena.
Durante su estancia en la cárcel trabajó como jardinero cobrando 12 céntimos la hora, se casó en 2009 con Jamalee y entrenaba cada tarde en el gimnasio a otros presos. Montgomery no dejaba de preguntarse cómo había podido caer tan bajo.
Gracias a su buen comportamiento y a que completó con éxito un programa antidroga, Montgomery es un hombre libre desde octubre de 2012. Pero aún le quedan tres años de libertad condicional.
El mundo glamouroso en el que vivió en su época dorada, sin embargo, sigue estando muy lejos del actual Montgomery, que tiene cuatro hijos (tres propios), cuida de su padre enfermo.
Sólo hay algo que permanece inalterable en la vida del ex atleta: hasta hoy, siempre mantuvo que cuando corrió los 100 metros en 9,78 segundos estaba «limpio».
Desde su registro en 2002, hubo cinco atletas que corrieron más rápido que él. Sin embargo, tanto los jamaicanos Asafa Powell (9,72) y Yohan Blake (9,69), como los estadounidense Justin Gatlin (9,77) y Tyson Gay (9,69) dieron positivo alguna vez. Gatlin incluso fue desposeído de su marca.
Por encima de todos ellos planea Usain Bolt, el hombre más veloz de la historia con una marca de 9,58.
«Me gustaría ver cómo se entrena para ser tan rápido», dijo Montgomery sobre el «rayo» jamaicano. «Rezo por que esté limpio».