San Petersburgo, 18 jun (dpa) – Quizás no sea sobre sus hombros, pero sin duda Mohamed Salah cargará en sus espaldas más de 100 millones de ilusiones cuando debute mañana en el Mundial de Rusia en un choque decisivo ante el seleccionado anfitrión, después de perderse el primer partido de Egipto por precaución.
Atrás parece haber quedado para Salah la controvertida infracción del defensor del Real Madrid Sergio Ramos, que involuntariamente le provocó una lesión en el hombro izquierdo el 26 de mayo en la final de la Liga de Campeones que el Liverpool perdió ante los blancos.
“Está en buenas condiciones. El deseo mío es que esté para jugar, es muy importante para nosotros”, dijo hoy el seleccionador de Egipto, Héctor Cúper, en la conferencia previa al choque ante la selección anfitriona, que goleó 5-0 a Arabia Saudí en el partido inaugural.
«Soy optimista. Ante Uruguay creíamos que estaba listo, pero no fue así en la prueba final. Hoy tenemos una prueba para él importante», añadió en referencia a la última práctica de Egipto esta tarde en el San Petersburgo Arena, en la que el «10» comenzó a realizar los primeros movimientos a la par de sus compañeros.
La ilusión de contar con uno de los mejores jugadores de la temporada sin dudas eleva las perspectivas de los «Faraones».
La última imagen que el fútbol vio de Salah fueron sus conmovedoras lágrimas al retirarse del estadio de Kiev lesionado en la final europea. Muchas cosas pasaron en 23 días, incluida la caída de Egipto ante Uruguay (1-0) en el debut, pero este martes comienza el verdadero Mundial para Salah y sus compatriotas.
«Mas, mas, mas (Egipto)… ¡Mooooo!», canta Amir con su grupo de hinchas egipcios en la concurrida avenida Nevski de San Petersburgo. Llaman la atención de los cientos de turistas e hinchas que estos días pueblan la antigua capital del imperio ruso.
La expectativa por ver al «Rey de Egipto» es incuantificable. Pero también es inmensa la presión: una derrota ante Rusia y una eventual victoria de Uruguay sobre Arabia Saudí al día siguiente, dejaría a los «Faraones» eliminados prematuramente.
La figura del Liverpool no solo está presente en las infinitas camisetas con el «10» que visten niños con pelos ensortijados que caminan por San Petersburgo. Hoy, en la conferencia previa al choque del martes, prácticamente no se habló de otro tema con el entrenador ruso.
«Sabemos que es el mejor (de Egipto), pero no jugamos contra un solo jugador, sino contra todo un equipo», dijo Stanislav Cherchesov en el San Petersburgo Arena.
Salah llega con las mejores credenciales (hizo 44 goles en 51 partidos esta temporada), pero a la vez con ciertas dudas respecto de su recuperación después de casi un mes sin actividad. «Veremos si juega o no mañana. Su nivel solo lo saben su entrenador y él mismo», insistió Cherchesov.
Por su parte, el argentino Cúper explicó tras la derrota ante Uruguay: «Quisimos evitar riesgos, queríamos tenerlo (a Salah) en perfecta forma contra Rusia y Arabia Saudita».
También será una incógnita la capacidad de Salah de marcar diferencias en un seleccionado sin compañeros como Roberto Firmino o Sadio Mane, aunque el egipcio está acostumbrado a elevar su rendimiento en las grandes citas.
Al margen de su físico, sus compatriotas se encargaron de mantener bien arriba su ánimo. El viernes pasado el cumpleaños número 26 de Salah coincidió con «Eid al-Fitr», una de las celebraciones más importante para los musulmanes, que marcó el fin del Ramadán, el mes sagrado.
Aunque recibió una tarta de 100 kilogramos de parte de un grupo de hinchas chechenos en Grozny, su única celebración será poder ganar el martes ante una Rusia que llega en buena forma tras golear a Arabia Saudí 5-0.
Una victoria con su sello en el San Petersburgo Arena será su deseo más grande, el mismo en que se apoyan las ilusiones de 100 millones de egipcios, que vieron por última vez a sus «Faraones» en un Mundial hace 28 años, cuando Salah ni siquiera había nacido.
Por Santiago Peluffo Soneyra (dpa)