Según los datos más recientes, el coronavirus ha pasado también factura, más allá de lo sanitario y económico, en las relaciones de pareja, son muchas las personas que han visto como sus relaciones afectivas o sentimentales se han deteriorado y por tanto han decidido romper o poner un final a sus matrimonios, los divorcios han crecido, y la opción de optar por los servicios de un Notario para llevar a cabo el proceso es algo que cada vez más personas se plantean.
El tiempo de confinamiento, las distintas preocupaciones o incluso las discusiones de las rutinas cotidianas ha hecho que, durante el primer semestre del año, la cifra de divorcios en marcha haya aumentado considerablemente. “Suele ocurrir que, en este tipo de periodos de presión extrema, cuando la pareja ya no funciona bien, sean más patentes esas diferencias” comenta un psicólogo.
Solo hacen falta tres meses para poder plantearse un divorcio y, de hecho, no es ni necesario estar de acuerdo. Basta con que una de las partes de la pareja quiera formalizar la ruptura para que pueda presentar la demanda de divorcio, si llegara el caso.
La situación actual, con una crisis en ciernes, por el contrario, a lo que se piensa, no frena el divorcio de las parejas, sino que sí favorece los acuerdos extrajudiciales para que sea posible.
¿Cuáles serán las claves una vez dado el paso para acortar los plazos?
Cuando una pareja decide poner fin a la relación común, son muchos los frentes que hay que tener en cuenta y negociar antes de ir a firmar un convenio regulador ante notario.
En el mejor escenario, gracias también a la asistencia de un abogado de divorcios, se puede tratar de agilizar el proceso sin necesidad de llegar a juicio por el mutuo acuerdo y la redacción del convenio de forma que no menoscabe los derechos de ninguna de las partes.
Patria potestad, economía, régimen de visitas de menores, pensiones, gastos… son muchos los frentes que son necesarios tener en cuenta cuando se trata de no dejar nada a la improvisación.
“Es claramente necesario ser capaz de redactar un documento lo más específico posible para evitar cualquier malentendido o mala interpretación futura. En un principio los divorcios, salvo casos puntuales, suelen tratar de llegar a ser cordiales, cediendo ambas partes para llegar a un consenso que agilice los procesos. Pero cuando no es así, cuando se alarga todo en el tiempo, no es raro tener que acudir a un juez para que sea quien defina los acuerdos, derechos y obligaciones de cada parte” explican los expertos.
Firmado este convenio, todo sería más sencillo.
¿Qué ocurre cuando no hay mutuo acuerdo?
Lo primero es que, sin el acuerdo mencionado notarial, es necesario presentar una demanda de divorcio en el Juzgado de Primera Instancia del último lugar de residencia de la pareja. Es decir, hay que tener en cuenta que, para poder tramitarlo, aunque uno de los cónyuges cambiara de provincia, es vital presentarlo en el juzgado de la localidad en la que se convivió.
Una vez presentada, se especifican cuáles son las voluntades y será, finalmente, el juzgado, quien decida si las peticiones tienen o no lugar.
Es, por tanto, el propio juzgado quien juzga y dicta las medidas y condiciones en las que se efectuará el divorcio, especificando los derechos y deberes de los cónyuges entre ellos y, si hubiera menores, con respecto a los mismos y sus custodias y gastos.