(dpa) – Suzanna Randall estaba en plena forma y tenía en el horizonte su objetivo: convertirse en la primera mujer alemana en ir al espacio. Pero el coronavirus frustró los planes de esta astrofísica de la ciudad de Garching, cerca de Múnich.
En lugar de prepararse física y mentalmente para un vuelo a la estación espacial internacional ISS, se quedó confinada. Aprovechó la ocasión para escribir un libro para niños, junto con Insa Thiele-Eich, investigadora del clima de Bonn.
Ambas participan en el concurso privado «Die Astronautin» (La Astronauta), que permitirá a una de las dos mujeres volar a la Estación Espacial Internacional ISS.
«Unser Weg ins Weltall» (Nuestro camino al espacio) es el título del cuento con el que Randall y Thiele-Eich quieren transmitir a los niños su pasión por los viajes espaciales, sobre todo a las niñas. «Queremos mostrar que es lo más normal que las mujeres también vayan al espacio», explica Randall.
La astrofísica lamenta que todavía no haya ninguna mujer alemana entre los astronautas. «Las chicas todavía no tienen suficientes referentes», afirma esta mujer de 41 años.
Aquí es exactamente donde entra «Die Astronautin». Este año, esta fundación sin ánimo de lucro espera enviar al espacio a una de las dos aspirantes y confía para ello en una contribución del Gobierno alemán, puesto que el proyecto es extremadamente caro.
Según la portavoz de la iniciativa, Inka Helmke, el vuelo y la estancia de diez días en la estación espacial costarán unos 50 millones de dólares.
El Gobierno alemán se remite al nuevo procedimiento de selección de la agencia espacial europea ESA, que el 31 de marzo abre el plazo para presentar solicitudes.
«Esperamos que este año haya un gran número de candidatas a la selección de la ESA, entre las que ciertamente habrá muchas candidatas de Alemania», indicaron en el Ministerio de Economía alemán.
Desde la ESA apuntan que se han centrado conscientemente en la diversidad. Y se anima en particular a las mujeres a presentar su candidatura.
Randall cree que las mujeres aportan habilidades que son importantes en el espacio reducido de la ISS, aunque por supuesto se trate de estereotipos.
«Lo que se necesita hoy en día es el trabajo en equipo, no machos Alfa que quieren conquistar galaxias», comenta la astrofísica. La pandemia es una buena preparación para la vida en la estación espacial, añade.
«Ahí es donde aprendemos lo que es no poder salir y estar solos», dice Randall. «Todos nos convertimos un poco en astronautas durante el coronavirus».
Por Cordula Dieckmann (dpa)