SINC – Diferentes indicadores miden los índices de corrupción de las instituciones de cada país, pero muy pocas herramientas analizan si los ciudadanos son honestos. Un equipo internacional, coordinado por un profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), y con la participación, entre otras, de la Universidad Autónoma de Madrid, ha analizado si 1.440 participantes de 16 países decían la verdad ante una sencilla prueba.
El experimento consistía en tirar una moneda con dos colores dentro de una caja. Si la cara superior era la blanca, el participante conseguía un bombón; si era la negra, no recibía nada. La peculiaridad es que nadie, salvo él mismo, veía el contenido de la caja, por lo que podía mentir para llevarse el premio.
Para sorpresa de los autores, el 43% de los participantes confesó haber obtenido la cara negra, quedándose sin bombón. Como la probabilidad de obtenerla es del 50%, con una extrapolación estadística se desprende que el 86% se resistió a la tentación de mentir, sin que hubiera diferencias globales entre las distintas nacionalidades.
El 43% confesó haber obtenido la cara negra, quedándose sin bombón
“Cuando estamos 100% seguros de que nuestros actos, sean los que sean, no pueden ser conocidos por el resto, somos igual de honestos o deshonestos, independientemente del país en el que hayamos nacido”, destaca David Pascual-Ezama, investigador del departamento de Economía Financiera y Contabilidad II de la UCM y autor principal del estudio.
Honestidad ‘pura’
Los investigadores eligieron como premio el chocolate para averiguar el grado de honestidad en estado puro. “El bombón es algo insignificante con un coste muy bajo; si sale la cara negra de la moneda, sabes que no deberías cogerlo”, señala Pascual-Ezama. Con dinero real de por medio, “la gente es más reticente a seguir el instinto natural debido al condicionante social”, admite el autor.
El estudio no muestra una relación entre los países más corruptos, desde un punto de vista institucional, con el comportamiento de sus ciudadanos. “Estos son más honestos que sus instituciones”, afirma el investigador.
Todos los participantes eran estudiantes universitarios de grados de Ciencias Sociales. Las ciudades elegidas fueron Madrid, Londres (Reino Unido), Baltimore (EEUU), Estambul (Turquía), Utrecht (Países Bajos), Tokio (Japón), Padua (Italia), Salatiga (Indonesia), Delhi (India), Rethymno (Grecia), Nuremberg (Alemania), Oulu (Finlandia), Copenhague (Dinamarca), Bogotá (Colombia), Bruselas (Bélgica) y Linz (Austria).