(dpa) – Ya sean gemelos o mellizos, es tentador ver a ambos hermanos como una unidad inseparable. Esto no solo le ocurre al profesor de primaria o al compañero de juegos, sino también a los padres de gemelos.
La psicóloga alemana Petra Lersch conoce la razón de esta actitud: «A los humanos nos resulta mucho más fácil agrupar las similitudes que ver las diferencias».
Pero aunque la fecha de nacimiento, el entorno y posiblemente los genes coincidan, los mellizos pueden tener personalidades muy diferentes. Dana Beise (nombre inventado) lo nota con sus dos hijas de seis años. «Las dos son muy brillantes, pero sus intereses son diferentes», afirma esta mujer de 39 años.
Los intereses independientes son importantes
«Los padres tienen que estar continuamente preguntándose: ¿Estoy viendo a ambos niños como personas individuales?», señala Lersch. Solo con esta actitud es posible responder a la individualidad de cada uno de los mellizos y fortalecerla.
Y eso es importante, porque «así es como los niños aprenden a vivir su vida de forma independiente más adelante y a defenderse a sí mismos y a sus intereses», afirma la asesora familiar Carola Meissner.
Observar las diferencias desde la infancia
¿Cómo pueden los padres percibir las diferencias de sus mellizos y ser justos con ellos? El primer paso es observar atentamente a los niños desde los primeros meses de vida. Estar atentos a qué les gusta y qué no les gusta, y ver en qué características y comportamientos son diferentes.
Cuando se trata de la individualidad de los niños, muchos padres de mellizos se enfrentan a la típica cuestión de la ropa: ¿vestir igual o no? En opinión de Lersch, no hay que ver la cuestión de forma demasiado dogmática. «La individualidad va mucho más de la ropa», señala.
Aficiones: ¿mejor separados o juntos?
Para la independencia de los niños es mucho más importante que cada uno pueda vivir y tener su propia experiencia, por ejemplo, en los pasatiempos.
Sin embargo, cada pareja de mellizos es diferente. A veces son ellos los que quieren ir juntos al club de fútbol o a la escuela de danza, un deseo que los padres deben respetar sin ningún tipo de remordimiento.
Ir al jardín de infancia juntos puede funcionar
¿Juntos o por separado? Esta cuestión también se plantea cuando llega el momento de acudir al jardín de infancia o la escuela. No existe una recomendación general, aunque algunos centros suelen dividir a los mellizos.
A fin de encontrar una buena solución para empezar la nueva etapa en el colegio es aconsejable preguntar a cada uno de los mellizos sobre sus deseos y temores. Una conversación con el profesor del jardín de infancia también ayuda a evaluar bien la situación.
Esto es lo que hicieron Dana Beise y su marido. Sus hijas gemelas acudieron al mismo grupo del jardín de infancia, lo que funcionó bien para ambas. Esto se debe a que, a pesar del estrecho vínculo que tienen, ninguna de las dos tiende a aislarse de los demás en esa burbuja que ambas pueden llegar a conformar.
Las clases separadas dan más trabajo
Por último, pero no menos importante, a veces las cuestiones pragmáticas son las que decantan la balanza en contra de la separación.
Dos clases significan dos horarios, dos fechas para las citas con los padres y los días de excursión. Son todas cuestiones a tener en cuenta por que toman su tiempo. «Y el tiempo es precisamente eso que muchos padres echan en falta», señala Meissner.
Pero también hay niños que se benefician de estar separados en el jardín de infantes o en el colegio. Por ejemplo, cuando hay un mellizo dominante detrás del cual el hermano más tranquilo pasa a un segundo plano. Este último puede probar y desarrollar mejor la asertividad si va solo a clase.
Los niños son sensibles a las comparaciones
Un punto que los padres también deberían tener en cuenta es que si los dos niños están en la misma clase, las comparaciones se convierten rápidamente en un problema sensible.
Carola Meissner recomienda elogiar a los niños individualmente. Si uno de los mellizos pasa a mejorar sus notas en matemáticas, se le debe dar un sentido elogio por ello, aunque el otro haya obtenido una calificación sobresaliente.
¿Y si el que ha sacado mejores notas en matemáticas se enfada porque se siente poco apreciado? En una situación como esta, los padres deben dejar claro con delicadeza a sus mellizos que cada uno tiene sus propios puntos fuertes y débiles, pero que estos no influyen en absoluto en su valía.
Por Ricarda Dieckmann (dpa)