Madrid, 15 jun (dpa) – Superado el disgusto de ser despedido a dos días de participar en el Mundial de Rusia 2018, el entrenador español Julen Lopetegui toma las riendas de un Real Madrid con varios frentes turbulentos abiertos que el exseleccionador deberá atender.
El preparador vasco de 51 años vio cómo su presentación formal al frente del club blanco se convirtió el jueves por necesidad en una respuesta a su sorprendente y polémica salida de la selección española un día antes.
Aun así, Lopetegui pudo lanzar sus primeros mensajes como entrenador del Real Madrid: «La parte buena que tiene esto que ha pasado es que vamos a poder anticipar muchas situaciones (en el club madridista). Desde mañana trabajaremos en la Ciudad Deportiva de Valdebebas. Pase lo que pase, no tengo dudas que tendremos el mejor equipo», dijo.
El entrenador llega en un momento delicado del Real Madrid, que nada más tras conquistar su decimotercera Liga de Campeones afrontó la renuncia del técnico francés Zinedine Zidane y varios problemas decisivos para el futuro del equipo que deberá atender de manera inmediata.
El primer reto para Lopetegui resulta evidente: aprender a convivir con la alargada sombra que dejó el legado de su antecesor.
Zidane logró tres Champions League en dos años y medio, un bagaje difícilmente igualable. A pesar de ello, Lopetegui puede encontrar facilmente factores a mejorar tras un año en el que los madridistas terminaron terceros en la Liga española y en muchas fases de la temporada su juego sembró dudas.
Por otro lado, el entrenador llega cuando la estrella del equipo, Cristiano Ronaldo, ha dejado abierta la posibilidad de salir. Consciente de ello, en su presentación este jueves le mandó el primer mensaje.
«Cristiano es el jugador que quiero tener al lado siempre. El mejor del mundo está en el Real Madrid, no tengo ninguna duda», sentenció.
Algo parecido le ocurre con el galés Gareth Bale, que condicionó su continuidad reclamando más minutos. La salida de quien se los negó, Zidane, deja en manos de Lopetegui la intención de dárselos o no a partir de ahora.
El exseleccionador español deberá también implicarse en la renovación de otros puestos claves del equipo. Uno inevitable es el del portero, en el que como cada receso de los últimos años vuelven a aparecer en los medios especulaciones con posibles sustitutos del costarricense Keylor Navas, a lo que Zidane siempre cerró la puerta.
Además, Lopetegui tendrá que decidir si solicita refuerzos en otras posiciones o plantea algún cambio estructural, algo siempre espinoso en un plantel que es tricampeón europeo.
Por otro lado, también estará implicado en un tema no menos delicado: las relaciones entre el Real Madrid y la Federación Española (RFEF) después de la crisis originada por su fichaje y sus posibles conseciencias en el futuro próximo.
En definitiva, un aterrizaje turbulento en el «regreso a casa» del entrenador, que siempre llevó en su corazón al Real Madrid tras defender su arco en su primera etapa como profesional.
Desde hoy mismo, Lopetegui ya trabaja en la capital española con muchos frentes abiertos y con un primer desafío oficial marcado en rojo en el calendario, el próximo 15 de agosto, cuando buscará conquistar la Supercopa de Europa frente a su eterno rival, el Atlético de Madrid, en la final que se disputará en Tallín, la capital de Estonia.
Por Jorge Aldea (dpa)