(dpa) – Incluso el animal doméstico más tranquilo puede morder alguna vez, porque se asusta o porque se siente amenazado. Esa mordedura nunca debería ser tomada a la ligera por su dueño, aconsejan los expertos. Y es que incluso la herida más inofensiva puede volverse peligrosa rápidamente.
A través de una mordedura se transmiten agentes patógenos del animal a la persona. Eso es probable y peligroso sobre todo en el caso de los gatos, aunque en el caso de los perros también puede pasar.
En el caso de otros animales domésticos, las heridas por mordeduras son bastante menos habituales. Los niños suelen verse más afectados que los adultos, entre otras cosas, porque tienden a hacer movimientos bruscos que pueden asustar al animal.
El problema en una mordedura es que muchas veces la herida se cierra tras un tiempo breve y se ve como una lesión inofensiva, superficial. Pero también en ese caso los afectados deberían acudir al médico, porque si la herida queda sin tratar puede infectarse y causar daños permanentes en músculos, nervios o huesos.
A más tardar si la herida se irrita, se inflama o aparecen dolores punzantes habría que acudir al médico. Otras señales de alerta de una llamada infección sistémica son malestar y fiebre.
Cuanto antes la herida sea revisada por un médico, mejor. El profesional puede limpiarla y desinfectarla y, en el caso de considerarlo necesario, recetar un antibiótico. También puede ser necesaria una actualización de la vacuna antitetánica. Por eso, lo mejor es siempre llevar la cartilla de vacunación a la consulta médica.