Por Sandra Blaß (dpa) – Trátese de parques acrobáticos, excursiones en canoa o la caza de tesoros: los expertos coinciden en que las actividades al aire libre y en medio de la naturaleza gozan de una gran popularidad entre los niños y los adolescentes, pese al mundo moderno de la computación.
Hoy en día, sin embargo, esas actividades no pueden limitarse a una simple caminata. El geocaching es un juego que entusiasma por igual a niños de diferentes edades. La idea básica de esta caza electrónica de tesoros ni siquiera es muy novedosa y recuerda los clásicos juegos en el bosque para los que se dejan instrucciones en papelitos. Se trata de buscar con la ayuda de un receptor GPS y las correspondientes coordenadas en Internet un «tesoro», el denominado «cache», que otras personas han escondido en lugares poco comunes en la naturaleza.
Stefan Westhauser, quien dirige un instituto alemán de educación experimental, explica cómo funciona la caza del tesoro: «Se introducen las coordenadas correspondientes en un aparato GPS, lo que permite llegar cerca del lugar donde está escondido el tesoro. Una vez encontrado el tesoro, la persona que lo ha descubierto escribe se nombre en un cuaderno (logbook) y cambia el tesoro por otro del mismo valor en una lata». Para el geocaching sólo hace falta registrarse una sola vez, por ejemplo en la mayor plataforma mundial de Internet www.geocaching.com. La única desventaja de este divertido juego es el precio relativamente elevado del aparato GPS.
Además de los parques acrobáticos, las aventuras en la naturaleza o los campos de minigolf, son especialmente populares las excursiones colectivas en canoa, porque en ellas participa toda la familia, según han comprobado los pedagogos especializados en educación experimental. En los servicios de atención los participantes reciben instrucciones en materia de seguridad y técnica de remo e incluso pueden alquilar el equipo requerido.
Según Westhauser, tales experiencias son muy intensas para los niños, lo que repercute positivamente en su desarrollo. «En realidad, también hoy les gusta a los niños y adolescentes estar en la naturaleza, pero muchas veces no lo saben», dice el pedagogo.
La misma convicción la tiene Annette Sacher, quien trabaja en un centro para asuntos familiares y sociales en la ciudad alemana de Bayreuth. A ella, a su esposo y a sus hijos todavía les gusta buscar la naturaleza, a pesar de que los niños ya tienen 12, 14 y 16 años de edad. «Antes, hacíamos con frecuencia caminatas en la montaña o a campo través y construíamos con cuerdas columpios en la naturaleza. Los niños se entretenían durante varias horas», relata Sacher.
Tales experiencias incluso pueden tener un encanto especial durante la juventud si se organizan de forma interesante. ¿Qué les parece caminar sobre senderos angostos, pasar sobre piedras y raíces, hacer una excursión en bicicleta o incluso un paseo a caballo? La ventaja es que estas actividades no cuestan casi nada y también se pueden realizar cuando está lloviendo un poco.
Sin embargo, cuando los hijos son un poco mayores, todo esto no es suficiente, porque necesitan retos y acción. «Los desafíos contribuyen mucho a la autoestima de los niños. Sin embargo, también es importante que los padres creen estímulos y que ellos también se diviertan», dice Almut Krapf, quien da clases de pedagogía deportiva en la Universidad de Leipzig. Krapf conoce muchos ejemplos de actividades exigentes al aire libre. Actualmente es muy popular el rafting por ríos bravos o los tours downhill. En este último caso se trata de descender lo más rápido posible con una bicicleta especial de alta velocidad un tramo cortado de una montaña.
Da igual si se trata de geocaching o de tours downhill: en opinión de Almut Krapf, la actividad en la naturaleza ayuda a los niños a conocerse a sí mismos desde un punto de vista emocional, social y psíquico. «Los niños aprenden primero a conocer el riesgo que implican muchas actividades», explica la experta en ciencias del deporte. «Y los niños y adolescentes no sólo responden a lo que esperan de ellos un grupo pequeño o los padres, sino que a veces también van hasta el límite de su capacidad física».
Quizás eso sea justamente lo que también hoy hace tan atractivas para los niños y los adolescentes las numerosas actividades al aire libre: pueden desahogarse y huir durante un par de horas del estrés escolar.