El invierno es una de las épocas del año preferidas para los amantes de la nieve y del deporte ya que unifica ambas.
Las pistas de esquí cada vez atraen a más visitantes dispuestos a disfrutar al máximo de las distintas ofertas de ocio y deporte que ponen en marcha en estos meses.
Pero los amantes de la velocidad tienen claro que, pese a que el esquí y el snowboard les permite poner a prueba su destreza, si de kilómetros hora se refiere el tema, el eskeleton da mil vueltas.
Esta disciplina de los juegos olímpicos de invierno tiene una técnica bastante curiosa.
Para empezar, la posición boca abajo y con la cabeza por delante sobre el trineo difiere bastante de su hermano más pequeño, el luge. Eso sí, aunque peligrosa, pone a prueba la destreza de los participantes llevándoles a velocidades que superan los 140 kilómetros / hora.
¿Y dónde pudo tener origen este tipo de deporte? Obviamente en uno de los lugares que sirven de reclamo, año tras año, gracias a sus nevadas montañas: Suiza.
El nombre, de hecho, es un guiño al primero que se construyó, con forma de esqueleto, para descender una de sus montañas. Eso sí, no fue un suizo, sino un inglés, quien lo creó.
Peso y salida, las claves de su técnica
La técnica en este deporte, aunque las pistas sean las mismas para todos los corredores, es vital si se quiere marcar la diferencia. De hecho, todo se basa en los primeros metros.
Este pequeño recorrido, en los que los deportistas corren impulsando el trineo lateralmente, puede hacer que se gane o pierda un campeonato.
Tras recorrer aproximadamente 50 metros de esta forma, los corredores levantan las piernas y se dejan caer sobre el skeleton con la potencia conseguida en la pista para comenzar el descenso.
Y a partir de ahí, con todas las medidas se seguridad centradas en la cabeza – el casco cubre también la barbilla para evitar daños con la cortante nieve y hielo en el rostro –, la destreza se basa en ser capaces de adecuar los movimientos corporales al recorrido y a las exigencias de la marcha.
La forma física, la fortaleza en las piernas y el peso del competidor pueden ser la clave para mejorar o empeorar los tiempos.
España cuenta con apenas 5 deportistas que llevan la bandera en las competiciones internacionales, aunque entrenar en nuestro país es inviable por la inexistencia de instalaciones.