Científicos de la Universidad de Granada (UGR), en colaboración con la University of British Columbia (Canadá) y San Diego State University (EE UU) han demostrado que un gran número de virus y de bacterias circulan por la atmósfera terrestre y, finalmente, se depositan tras largos recorridos en lugares tan prístinos (inalterados) como la alta montaña.
Los mecanismos de dispersión de los microorganismos a escala global son prácticamente desconocidos. En este trabajo, publicado en la revista International Society for Microbial Ecology, los investigadores han cuantificado por primera vez el número de virus y bacterias que se depositan tras viajar por la atmósfera miles de kilómetros desde el océano Atlántico o desde el desierto del Sáhara, para depositarse en las altas cumbres de Sierra Nevada (Granada).
Los virus y las bacterias se depositan normalmente por el lavado atmosférico de la lluvia y por sedimentación por gravedad
Cada día, casi un billón de virus y más de 20 millones de bacterias se depositan en cada metro cuadrado por encima de la capa de mezcla atmosférica en Sierra Nevada, es decir, por encima de los 2.500-3.000 metros de altitud.
Más virus que bacterias
Las tasas de deposición de virus obtenidas por los investigadores fueron entre 9 y 461 veces superiores a las tasas de deposición de bacterias. Los virus y las bacterias se depositan normalmente por el lavado atmosférico de la lluvia y por sedimentación por gravedad. Sin embargo, la lluvia parece ser menos eficiente retirando virus que bacterias. Este hecho está relacionado con el tamaño de las partículas a las que preferencialmente se adhieren los virus y las bacterias.
“También hemos encontrado que la mayoría de los virus parecen tener una procedencia marina y suelen ser transportados asociados a partículas de naturaleza orgánica de un tamaño menor que las partículas a las que se adhieren las bacterias”, explica Isabel Reche, autora principal de este estudio y profesora del departamento de Ecología de la UGR.
Estas últimas se suelen adherir a partículas de naturaleza mineral, especialmente procedentes del suelo del desierto del Sáhara. Las bacterias y los virus generalmente se depositan de regreso a la Tierra a través de eventos de lluvia e intrusiones de polvo sahariano.
“Que el tamaño de las partículas a las que los virus se adhieren preferencialmente sea pequeño y la baja eficiencia de deposición asociada al lavado por lluvia hace que estos puedan persistir durante más tiempo en la atmósfera y, consiguientemente, ser transportados a mayores distancias”, señala Reche.
Esta investigación ayuda a explicar por qué desde hace 20 años se han encontrado virus genéticamente idénticos en lugares muy distantes del planeta y en ambientes muy diferentes: los virus viajan por la atmósfera.
SINC