La inflamación abdominal no solo puede causar malestar sino que también puede llevar consigo molestias más graves.
¿Por qué una inflamación puede terminar en enfermedad?
La inflamación actúa como defensa natural del organismo para protegernos de daños. Se describen dos tipos de inflamaciones. La inflamación aguda, que desarrolla un proceso de curación donde el sistema inmunológico trabaja ante agentes externos tales como infecciones, una lesión en el pie o lastimarnos con un corte. En principio, la zona afectada nos duele y se inflama, pero finalmente la lesión se cura.
Por otra parte, en una inflamación crónica, los mecanismos biológicos de nuestro cuerpo desarrollan un exceso de sustancias que son nocivas para la salud y que provocan enfermedad en lugar de ayudar a la curación. Este proceso acelera el envejecimiento y promueve enfermedades cardiovasculares, autoinmunes, diabetes, demencia, artritis, cáncer, entre otros.
¿Qué puede causar inflamación abdominal?
Las causas más comunes que provocan inflamación abdominal son el estreñimiento, las alergias, los alimentos procesados, la velocidad en las comidas, entre otros.
El estreñimiento es consecuencia de una dieta pobre en fibra y líquidos. Las alergias pueden ser provocados por diferentes tipos de alimentos. La lactosa, por ejemplo, puede producir que en el organismo se acumulen gases.
Los malos hábitos como masticar los alimentos de forma acelerada también provocarán hinchazón abdominal. El organismo puede sufrir una indigestión si introduces exceso de aire al comer. Por ello, nos recomiendan comer lento. Asimismo, el consumo de alimentos procesados altos en sodio y bajos en fibra pueden inflamar el abdomen.
Aspectos a tomar en cuenta
Los factores que promueven la inflamación crónica giran en torno al inadecuado estilo de vida como el consumo abundante de alimentos procesados, nutrición deficiente, sedentarismo, estrés psicofísico.
Sin embargo, desde algunos años se viene considerando a la obesidad como un grave problema y la principal causa de inflamación crónica. En España, para 2030, se prevé que 27 millones de adultos españoles tendrán problemas de obesidad y sobrepeso, por ejemplo.
Por ello es fundamental seguir una alimentación anti-inflamatoria, realizar ejercicio moderado de manera habitual, tener un buen descanso y practicar meditación. Los alimentos más convenientes son los vegetales, pescados azules, palta, frutos rojos, frutos secos.
El ejercicio regular puede complementarse con un control del peso. Asimismo, monitorear datos más específicos como el porcentaje corporal de grasa y agua, grasa visceral e índice de masa corporal, son indicadores claves que pueden servir de alerta. Hay básculas de baño fabricadas con sistemas inteligentes que permiten conocer todos estos datos, sin embargo, existen exámenes no invasivos que exploran a profundidad la composición corporal de una persona. La bioimpedancia es uno de los métodos más seguros y económicos.
Por otra parte, dormir lo suficiente y practicar meditación con frecuencia, aunque sean pausas de un par de respiraciones profundas y conscientes, mejorarán tu estado físico y mental.