COLONIA (dpa) – ¡Por fin ha llegado la primavera! Suben las temperaturas y el cielo luce cada vez más un color azul luminoso en vez de un gris oscuro. La que todavía se tiene que recuperar un poco de los meses fríos y oscuros es la piel.
«El frío y el cambio de temperaturas externas gélidas al aire caliente y seco de la calefacción han maltratado la piel», explica la dermatóloga alemana Uta Schlossberger. Las consecuencias son visibles: la tez luce pálida y cansada. La piel muchas veces está áspera y escamosa. Quien tiene una piel sensible observará irritaciones.
A partir de temperaturas de ocho grados bajo cero, la piel va disminuyendo la producción de grasas. Por esto, en invierno es importante un cuidado de la piel con cremas que tienen una alta concentración de materia grasa. Al comenzar la primavera, estas cremas deberían ir sustituyéndose por productos que contienen una mayor cantidad de sustancias hidratantes. «Si se usa también en primavera una crema que contiene mucha grasa, se pueden formar en la piel granitos e impurezas», advierte Schlossberger.
Sin embargo, cuando se cambia el tipo de cuidado, hay que tener en cuenta las características de la propia piel, subraya la dermatóloga. «Si usted tiene una piel seca, necesita generalmente en cualquier época del año más grasas que la persona cuya tez tiene más bien un brillo aceitoso e impurezas».»Para que la piel se adapte mejor al cambio del invierno a la primavera también puede ser útil una cura con ampollas», dice la esteticista Elena Helfenbein. «La alta concentración de sustancias activas ayuda a hidratar la tez profundamente». Como resultado, la piel no sólo tiene un aspecto liso y joven. «También está preparada óptimamente para su exposición al sol, ya que una piel bien hidratada se broncea más rápidamente y también de manera más uniforme», explica Helfenbein.
En términos generales, el bronceado no es algo que adquiere interés hasta que uno pasa sus merecidas vacaciones de verano en alguna playa soleada en el sur de Europa. Al contrario: una gran parte del daño ocasionado por el sol se produce durante las actividades normales del día a día, cuando uno da un paseo o va de compras, por ejemplo. «Por ello es importante prestar también atención al factor de protección solar cuando se elige un producto para el cuidado diario de la piel», dice Schlossberger.Si usted quiere disfrutar del sol de primavera en el jardín o en el balcón, debería usar un producto especial de protección solar. «En términos generales se distingue entre productos con filtros químicos y productos con filtros físicos», explica el dermatólogo Volker Streinkraus. «Los filtros químicos pueden ocasionar intolerancia», advierte el especialista. Por otra parte, «es cierto que filtros físicos como óxido de cinc o dióxido de titanio se toleran mejor, pero es más difícil untarlas bien» y a veces dejan una película blanca en la piel.
El factor de protección solar (FPS) es fundamental. «Indica hasta cuántas veces se puede prolongar el tiempo natural de protección de la propia piel», explica Helfenbein. «Por ejemplo, si una persona con un tiempo de protección natural de la piel de diez minutos aplica una crema con FPS 20, los primeros síntomas de enrojecimiento de la piel no aparecen hasta diez minutos multiplicados 20 veces, es decir, 200 minutos después».
Por Andrea Abrell