Oviedo, 12 feb (EFE).- La comisión parlamentaria de investigación sobre el centro Niemeyer ha cerrado hoy el turno de comparecencias, que ha llevado a testificar a 57 personas en 70 horas de sesiones, e iniciará ahora el proceso de elaboración de un dictamen que determine las posibles responsabilidades políticas en su gestión.
La labor de la comisión se desarrolla de forma paralela a la instrucción de los dos procedimientos abiertos en los juzgados de Avilés, que mantienen imputadas a siete personas, entre ellas, el anterior director, Natalio Grueso, y la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela.
Las comparecencias, entre las que no se incluyó a patronos privados como Cajastur o la Fundación Masaveu, se han desarrollado a lo largo de ocho sesiones y han estado marcadas por la negativa a responder a las preguntas de los diputados de los altos cargos del Gobierno que presidía el socialista Vicente Álvarez Areces.
Por el contrario, sí aceptaron contestar los responsables del actual Ejecutivo del PSOE, que tramitó desde la Presidencia de la Fundación la denuncia contra los anteriores gestores del centro y culminó el expediente de revocación de subvenciones por 1,2 millones iniciado por el anterior Gobierno que presidía Francisco Álvarez-Cascos.
Tras finalizar hoy las comparecencias de la actual secretaria general técnica de la Consejería de Cultura, Cecilia Martínez, y del ex viceconsejero de Coordinación y Comunicación, Víctor Manuel Suárez, la comisión volverá a reunirse dentro de quince días a la espera de recibir una parte de la documentación pedida y aún no remitida.
A partir de ese momento, el presidente de la comisión y diputado del PP, Alfonso Román López, será el encargado de elaborar un primer borrador de conclusiones para debatirlo con el resto de los grupos antes de someter a votación el dictamen que, posteriormente, será trasladado al pleno de la Cámara para su aprobación definitiva.
La labor de López ha vuelto a ser cuestionado hoy por el diputado del PSOE Vicente Herranz por haber adelantado en sus declaraciones públicas las conclusiones que debería obtener la comisión y por señalar a los responsables políticos de la gestión del Niemeyer.
Según Herranz, las comparecencias no han aportado «nada nuevo» a la «abundantísima» información de que ya disponía la comisión y que ha pedido analizar «con sosiego» para determinar «con claridad» qué ocurrió en la gestión del Niemeyer pero sin «enturbiar» las conclusiones con «condicionantes previos».
Para la portavoz de Foro Carmen Fernández los altos cargos de los gobiernos socialistas han dado explicación «mínimas» o «nulas» en el caso de aquellos que, como Álvarez Areces, se negaron a responder, lo que ha calificado de «acto de cobardía», a la vez que ha incidido en la existencia de contradicciones en los testimonios «con lo que van a quedar demostradas responsabilidades varias».
Por su parte, la diputada del PP Susana López Ares ha incidido en que las sucesivas consejeras de Cultura de los gobiernos del PSOE, y el propio Areces, integraban el Patronato y disponían de información, con lo que «no podían decir que desconocían lo que ocurría» en una Fundación que se financiaba casi íntegramente con fondos públicos.
«El Patronato no quería controlar a esos gestores», ha subrayado respecto a la posibilidad de que éstos «engañaran» a sus patronos antes de criticar también al Gobierno de Foro que, a su juicio, «no actuó para corregir sino para destruir» una Fundación que acabó en situación de insolvencia y con una deuda acumulada de 3,5 millones.
Según el diputado de IU Ángel González, las comparecencias han sido «productivas» y la información de que se dispone permitirá hacer un dictamen «con rigor y con fundamento» por parte de una comisión «que no es un tribunal» y que busca sacar conclusiones para saber qué se hizo mal y tomar medidas para evitar que se repita.
Para el parlamentario de UPyD, Ignacio Prendes, ante la comisión ha habido «dos PSOEs», dado que unos altos cargos socialistas que sí colaboraron y otros se negaron con una actitud que, a su juicio, contribuye al desprestigio de la política y de las instituciones.
«El Niemeyer sigue ahí y sigue teniendo una enorme potencialidad para ser un centro de referencia internacional. Fue un sueño construido con pies de barro a partir de una falta absoluta de gestión y de control por los responsables políticos que formaban parte del Patronato», ha subrayado Prendes.