Berlín (dpa) – Toni Kroos recorre a toda prisa el pasillo del hotel. Sube y baja las escaleras. En una pequeña habitación se somete a una sesión de fotos, sonríe o se pone serio cuando se lo pide el fotógrafo. En otra habitación concede una entrevista. No para, sin embargo el documental sobre el exitoso futbolista alemán transmite esa calma que tanto define al astro del balón.
Al salir de la sesión de fotos, Kroos, que se distingue por su carácter reservado, sale al pasillo y estrecha la mano del presidente de la FIFA, Gianni Infantino. «¿Qué tal está?» «Bien, estupendamente ¿Y tú?» «Todo bien».
También se ve a Diego Maradona, pero con el icono del fútbol no fluye de la misma forma una conversación trivial. Estas son solo algunas escenas de «Kroos», el documental sobre el internacional germano del Real Madrid.
Se trata de una producción dirigida por Manfred Oldenburg, un realizador conocido por sus documentales históricos como «Mi lucha: el libro prohibido de Hitler» o «La caída del canciller. Las dos vidas de Willy Brandt».
En la cinta se repasa la vida del futbolista desde su infancia en Greifswald, en el este alemán, hasta la actualidad, donde juega en la categoría reina del popular deporte como miembro de la plantilla del Real Madrid.
Su tranquilidad, su paz interior, es atestiguada por prácticamente todos sus compañeros y admiradores: desde los entrenadores Joachim Löw, Jupp Heynckes o Zinedine Zidane a colegas como Gareth Bale o periodistas como Marcel Reif («Toni Kroos no da un pase malo») y Paul Ingendaay.
Lo que no se escuchan son voces críticas como la de Bernd Schuster, que en cierto momento tuvo palabras poco amables con él al compararlo con un «tractor diésel». El que fuera presidente del Bayern Múnich hasta 2014, Uli Hoeness, solo tiene elogios para él, a pesar de que el jugador no siempre estuvo a gusto allí.
La característica calma de Kroos es el hilo conductor de la película que se estrenó en Colonia el 30 de junio y acaba de llegar a los cines alemanes.
Al final, la calma es la justificación del documental. ¿Por qué si no hacer una película sobre Toni Kroos, un tipo rubio que si por algo no destaca es por su carisma? Sin embargo, en lo que a títulos se refiere, es el futbolista alemán de más éxito. ¿Pero qué tiene para contar si su carrera aún no ha terminado?
Es la calma lo que distingue al estratega del mediocampo, lo que lo hace inusual. Esa serenidad es, cuando toca el balón, lo que determina su estilo de juego y lo que incluso irrita a sus propios seguidores.
Fuera de la cancha es, además, un rasgo definitorio. Pero a la vez también lo hace vulnerable. Kroos es el inaccesible, el que se encuentra en las antípodas de ese mundo convertido en un negocio millonario tan proclive al espectáculo.
Su abuela y su abuelo también hablan en la cinta sobre el origen de esa calma que tanto caracteriza la vida del futbolista. «Le viene de su abuela», dice el abuelo. «¿De mí?», responde sorprendida la abuela. «Eso seguramente le viene del padre», agrega.
El padre del internacional alemán, Roland, fue la figura que más lo marcó en sus primeros años en el fútbol. Él fue su entrenador en Greifswald y también en Rostock. Mantienen una relación íntima entre padre e hijo dominada por el fútbol, algo que se da mucho en ese mundo.
Sólo cuando la carrera despegó realmente en Múnich y luego en Leverkusen, otros tomaron las riendas deportivas del jugador. A Kroos padre le costó mucho más soltarlas que a su hijo. Para Toni Kroos aquel cambio fue bueno, pues ambos tuvieron espacio para hablar de otros temas aparte del fútbol.
Su hermano menor Felix, que también se dedica al fútbol, comenta en la cinta que en casa no se suele hablar de sentimientos. Él mismo tuvo que aprender eso.
Felix relata que a Toni todavía le resulta difícil ese tema y habla de esa especie de capa protectora que rodea a su hermano y que a menudo lo hace parecer inaccesible en esta película tan personal.
A la edad de 16 años, Toni Kroos dejó la casa de sus padres y vivió de adolescente en Múnich, a cientos de kilómetros de la costa del Báltico. Hoeness seguía siendo entonces la máxima autoridad del equipo.
Pero Múnich es su punto débil. «A menudo me decían lo genial que era y lo bien que lo hacía todo. Pero no me hacían jugar», explica el cuatro veces campeón de la Bundesliga sobre su primera época en el equipo bávaro, con el que alzó tres títulos ligueros de 2007 a 2009. «Tenía claro que merecía más», señala Kroos.
Incluso después de su regreso a Múnich desde el Bayer Leverkusen, donde había sido cedido de 2009 a 2010, nunca se sintió realmente valorado. «Todo le resultaba demasiado estirado», comenta su madre, Birgit Kroos. Cuenta que diez minutos después de renovar su contrato en el despacho de Karl-Heinz Rummenigge, se arrepintió de nuevo.
En 2014 se produjo la ruptura y, tras el triunfo del Mundial de Brasil 2014 en Río de Janeiro, el traspaso a Madrid, paradójicamente uno de los lugares menos calmos del mundo del fútbol.
Por Arne Richter (dpa)
Foto: Henning Kaiser/dpa