Oviedo, 5 feb (EFE).- El ex secretario de la Fundación Niemeyer, José Luis Rebollo, ha asegurado hoy que el ex director del centro cultural, Natalio Grueso, despachaba «semanalmente» con el ex presidente, Vicente Álvarez Areces, y con la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela, sobre la gestión del equipamiento y que en esos encuentros «se ventilaban también las cuestiones financieras».
Rebollo, que figura como imputado en una de las causas abiertas por las supuestas irregularidades en la gestión del centro, ha asegurado ante la comisión parlamentaria de investigación que constató esta situación en 2011 cuando tuvo una mayor participación en el funcionamiento de la Fundación, para el que prestaba servicios como abogado y secretario desde su constitución cuatro años antes.
Según el letrado, en dichos ejercicios advirtió a las sucesivas presidentas y consejeras de cultura del Principado del incumplimiento de algunas obligaciones por parte del Niemeyer en lo relativo fundamentalmente a la presentación en plazo de sus cuentas.
Rebollo ha incidido en que le constaba que las relaciones entre la consejera Mercedes Álvarez y Grueso «no eran buenas» y, de ahí, que éste último abordase distintos aspectos con el entonces presidente con el que el propio Rebollo, ha dicho, abordó la reforma estatutaria que reducía la presencia pública en el Patronato.
El objetivo de este cambio, cuestionado por el Gobierno de Álvarez-Cascos al ser aprobado tras las elecciones que sacaron del poder al PSOE, era «fortalecer la independencia de quien se ocupa de la gestión cultural» y, ha asegurado, fue comentado, entre otros, con dirigentes como Felipe González o Javier Fernández.
«Ustedes tiene muy mala fama y si están en una Fundación no acuden los privados», ha asegurado en alusión a la condición de políticos de los diputados antes de defender que Areces pretendía dejar el Niemeyer fuera del control político, pero que «el entorno» del actual presidente, Javier Fernández, no estaba de acuerdo y se resistía además a ceder por 50 años el centro a la Fundación.
Rebollo ha calificado de «pueril» el contenido de las reuniones del Patronato -«hasta 2011 la que más duró fueron cuarenta minutos», ha afirmado-, cuyos miembros «en ningún momento se ocuparon de la cuestión económica ni hicieron ninguna pregunta».
Tras defender su gestión como secretario y los gastos cargados por su despacho a la Fundación pese al «desorden» en su funcionamiento interno, ha incidido en que un asesor o un abogado «no pueden compensar la falta de voluntad de su cliente».
Rebollo ha advertido de que realizar un examen «detallado» de la gestión del Niemeyer como el que planteó el Gobierno de Foro «no requería acabar con todo lo que se había hecho de bueno» lo que generó «una pérdida de valor y prestigio» para la Fundación a través «de una batalla política» que implicó «un daño directo» a esta institución por dos de sus patronos, Principado y Puerto de Avilés.
En ese contexto ha defendido su actuación que, ha indicado, permitió alcanzar un acuerdo con el 90 por ciento de los proveedores que habría hecho innecesario recurrir al concurso de acreedores y redujo a casi la mitad la cifra de subvenciones a devolver al Principado -1,2 millones finalmente-, «que se hubiera quedado en cero si se hubiese llevado a los tribunales como yo recomendé».
En cuanto a las facturas pagadas por el Ayuntamiento de Avilés que supuestamente correspondían a la inauguración de la cúpula del Niemeyer y que habían sido dirigidas inicialmente a la Fundación, Rebollo ha asegurado que su despacho se dirigió a estos proveedores a iniciativa tanto de uno de los gestores del Niemeyer, Marc Martí, como de la alcaldesa de Avilés, Pilar Varela.