Aunque vive una de sus etapas más fructíferas en la industria cinematográfica, el australiano Hugh Jackman insiste en que la fama y el reconocimiento profesional siempre permanecen en un segundo plano al ser comparados con la idílica vida familiar de la que disfruta junto a su esposa, la también actriz Deborra-Lee Furness. Tal es la pasión que siente por su compañera de vida y por los hijos que le ha dado su exitoso matrimonio, que el popular intérprete prefiere aferrarse a ellos en vez de depender de satisfacciones «efímeras» como el dinero y la reputación profesional.
«Me encanta mi trabajo y la proyección pública que viene asociada a ello, pero para mí no hay nada como la familia y la vida personal a la hora de valorar lo que tengo hoy en día. Deborra y yo somos personas de grandes valores familiares y, como tal, ponemos a nuestra familia en lo más alto de nuestra lista de prioridades. Para empezar, porque a todos nos une un amor incondicional que resiste el paso del tiempo y que tiene más valor que cosas más efímeras como el dinero y la fama. Recuerdo que en la gala de los Óscar de 2009 hubo un momento en que me puse la mano en el corazón: ese era un signo dirigido a mi mujer, con el que le decía que ella era lo único en lo que podía pensar en ese momento», reveló al diario británico Sunday Telegraph.
Otra de las razones que explican su desinterés en la faceta más pública de su personalidad hace referencia a sus hijos Oscar (13 años) y Ava (8 años), a quienes logró adoptar tras un tedioso y frustrante proceso administrativo que colmó así el deseo de Hugh y Deborra de estrenarse en la paternidad. Aunque también admite que le decepcionó mucho no poder tener sus propios hijos biológicos, la estrella de cine asegura que mantiene una conexión muy especial con sus pequeños que resta importancia a la falta de lazos de sangre.
«Fue un camino lleno de obstáculos y muy doloroso, porque además del disgusto que nos llevamos al enterarnos de que no podíamos tener nuestros propios hijos, luego nos vimos sometidos a un largo y difícil proceso de adopción que no fue una tarea fácil de superar. Nuestro sueño siempre fue el de tener hijos adoptados y naturales, y aunque no se ha logrado cumplir, nos sentimos muy orgullosos de la familia que hemos forjado», se sinceró.